En el corazón del mar

Crítica de Hugo Fernando Sánchez - Tiempo Argentino

La ballena contraataca

Para la época en que Melville publicaba Moby Dick, la naturaleza aun guardaba una buena cuota de misterio, y por esa misma razón existía un contundente respeto por los fenómenos que todavía escondía el mundo. En ese sentido, la novela decimonónica funcionó desde entonces como una metáfora de la necedad del hombre en su intento de dominar fuerzas que lo excedían, representadas en el libro por la mítica ballena.
El corazón del mar no es un nuevo intento de trasladar al cine el famoso libro, menos aún de homenajear al clásico de John Huston protagonizado por Gregory Peck. En realidad, de lo que se trata es de contar la historia real que escuchó el escritor y que le sirvió de base para Moby Dick.
Thomas Nickerson (el gran Brendan Gleeson) vive los últimos años de su vida acosado por sus demonios interiores, que tienen una relación directa con lo que pasó hace más de tres décadas, cuando hacía sus primeras armas como ballenero. En una larga noche que tienen mucho de confesión, va desgranando su historia frente a un joven y ansioso Melville (Whishaw), que toma apuntes para su futura novela mientras a través de un largo flashback surge el viaje que emprendió desde el puerto de Nantucket, en Massachusetts, el ballenero Essex comandado por el inexperto capitán George Pollard (Benjamin Walker) y el veterano primer oficial Owen Chase (Hemsworth), la travesía, el descubrimiento en los mares del sur de una ballena gigantesca que hizo naufragar la nave y las terribles decisiones que tuvieron que tomar los sobrevivientes para regresar a su hogar.
El irregular Ron Howard (Rush, Frost/Nixon: la entrevista del escándalo, El código Da Vinci, Una mente brillante, Apolo 13) prescinde de la pesada herencia de la raíz filosófica del enfrentamiento entre el hombre y la bestia, y ancla su relato en la época donde todavía había mucho por descubrir, y como en Rush, pasión y gloria vuelve a confiar en el cada vez más efectivo Chris Hemsworth para encarnar al protagonista, un héroe clásico enfrentado por historia, ambición y hambre de gloria con el aristocrático capitán, que también tiene lo suyo a la hora de validar sus privilegios de cuna.
Con esos elementos, además de efectos especiales que no saturan y por el contrario, son un elemento decisivo en una película que se enrola sin complejos en el viejo cine de aventuras, más allá de algunas dispersiones, En el corazón del mar es un film entretenido y que cumple con el género con nobleza.