En el camino

Crítica de Martina Putruele - ARG Noticias

En el Camino: retrato superficial de una generación rebelde

El libro más famoso del "Rey de los Beats" Jack Kerouac En el Camino es considerado un manifiesto de los ideales de la Generación Beat, y una de las mejores obras de habla inglesa del siglo XX. Es por eso que la adaptación de Walter Salles- estrenada mundialmente el año pasado pero que llegó a la Argentina recién esta semana- parece casi un insulto hacia uno de los movimientos más trascendentes e influyente de la juventud literaria estadounidense de los '50.

"Con la aparición de Dean Moriarty comenzó la parte de mi vida que podría llamarse mi vida en la carretera". El film trata sobre la amistad –o más bien la obsesión- del joven escritor Sal Paradise (Sam Riley) con el psicótico e impredecible Dean Moriarty (Garrett Hedlund) -pseudónimo de Neal Cassidy-, y la serie de viajes que emprenden por las rutas de Estados Unidos, desde New York, Chicago y Denver hasta San Francisco, y más tarde a México. Así, entre jazz, sexo y drogas, comienza una aventura de auto descubrimiento y emociones al límite.

Al brasileño Walter Salles parecen interesarle especialmente los épicos viajes de jóvenes rebeldes. Director de la aclamada Diarios de Motocicleta (2004), Salles no se esfuerza mucho para mantener el mismo nivel de intensidad y realismo en esta película. En el Camino parece más una oda a la banalidad de las drogas y el sexo que a la búsqueda inalcanzable de la liberación espiritual.

Pero Garrett Hedlund crea a un Moriarty irresistible y carismático que, aunque por momentos algo surrealista, lo transforma en un personaje mítico. No se puede decir lo mismo del resto del elenco. Kristen Stewart demuestra una vez más su poca versatilidad, que nunca la dejará escapar de la sombra de Crepúsculo. Sam Riley, brillante como Ian Curtis en Control, no logra darle a Sal la suficiente substancia para considerarlo inolvidable. Hasta Viggo Mortensen hace que Old Bull Lee (William S. Burroughs) no se vuelva memorable.

Por sí sola la película parecería simplemente una historia de jóvenes rebeldes en una época en la que sus acciones los convertirían en bichos raros, sin ninguna trascendencia en especial. Pero el film es cómico cuando no lo intenta ser, y llega a lo ridículo.

De esta manera, En el Camino se convierte en la película de road trip más insulsa y superficial de los últimos tiempos, y no alcanza la madurez y la sensibilidad del libro más emblemático de una generación entera de renegados y espíritus libres.