En el camino

Crítica de Hugo Fernando Sánchez - Tiempo Argentino

En busca de experiencias límite

La película de Walter Salles, basada en la novela de Jack Kerouac, cuenta la historia de un ex convicto que junto a un amigo recorre Estados Unidos y vive, en su travesía, distintas experiencias. Con música de Gustavo Santaolalla.

Desde hace años En el camino es uno de esos libros malditos que se resisten a ser trasladados al cine, un sueño de muchos directores que finalmente pudo lleva a cabo el brasileño Walter Salles, director de Diarios de motocicleta y Estación Central.
El manuscrito de Jack Kerouac, junto a El almuerzo desnudo de William S. Burroughs y Aullido de Allen Ginsberg, prácticamente fundaron y fueron el sustento de la llamada Generación Beat allá por la década del 50 del siglo XX, que incursionó en la libertad sexual, la experimentación con drogas, desde una mirada sobre el mundo que estaba influenciada por el existencialismo atravesado por una buena dosis de nihilismo.
El libro, escrito en un papel sin fin, para no perder el ritmo del dictado febril de los recuerdos y de la imaginación de Kerouac, es una sucesión de momentos en la ruta intervenidos por instantes elegíacos y a la vez exaltados sobre la libertad y el hambre de vivir de un grupo de jóvenes.
Así, Sal Paradise (Sam Riley interpretando al alter ego de Kerouac) se hace amigo de Dean Moriarty (Garret Hedlund), un ex convicto, con el que junto a Carlo Marx (Tom Sturridge alla Allen Ginsberg), recorren Estados Unidos en busca de experiencias límite. Dean es un poderoso seductor que atrae a hombres y mujeres por igual y está dispuesto a vivir todos los formatos del placer, mientras que Sal está allí, un poco dejándose llevar, "viviendo la experiencia" –trabaja en un campo de algodón, tiene una aventura con una latina, comparte un viaje en camión con jornaleros golondrina– y otro poco como historiador de ese personaje, que representará desde el texto que está a punto de escribir, una juventud disconforme, que no está dispuesta a vivir como sus mayores.
Si bien es cierto que Hedlund carga con el magnetismo de su personaje y lo traslada a todo el film, las sospechas previas acerca de lo difícil de adaptar la novela original al cine se confirman con un relato deshilachado, sin un rumbo claro, con una multitud de intérpretes valiosos que salvo Kristen Stewart, parecen incluidos con el propósito de que se hable de un elenco excepcional, tal es el caso de los casi cameos de Garrett Hedlund, Amy Adams, Kirsten Dunst, Viggo Mortensen, Steve Buscemi o Alice Braga, que junto a la música de Gustavo Santaolalla y el preciosismo de la fotografía de Eric Gautier, no consiguen levantar la puntería de una película que termina siendo la oportunidad perdida de retratar un momento único de libertad y apertura de pensamiento de toda una generación.