Elena

Crítica de Alejandro Castañeda - El Día

El retrato de una madre desesperada

Elena y Vladimir forman una pareja madura. El es un hombre rico y frío. Elena es modesta y dócil. Se conocieron de grandes y cada uno tiene un hijo de un matrimonio anterior. El hijo de Elena, un holgazán irresponsable, no consigue mantener a su familia Y Elena tiene que ayudarlo. La hija de Vladimir es una chica indomable que tiene una relación distante con su padre. Elena era enfermera. Conoció a Vladimir en el hospital y hace dos años que se casaron. Pero son los hijos los que van agigantando el drama y los que van poniendo en escena la diferencia de clases de esta pareja. Ella, más que compañía le brinda atención; sigue siendo su enfermera, incluso para hacer el amor espera la voz del mando de Vladimir.

Elena vive tironeada entre dos mundos muy enfrentados. Se lamenta que su hijo no tenga las oportunidades que a la hija de Vladimir le sobran. Y no encuentra como achicar la distancia. Pero al final se encargará trágicamente de juntar esas dos formas de vida. “Elena” es un drama familiar que adquiere los trazos de un desolador thriller hogareño. El tema es demasiado simple y está filmado con excesiva desnudez: minimalismo, pocas palabras, cámara en mano, sencillez descriptiva. Habla de las diferencias sociales, de los hijos difíciles, de las contradicciones de los nuevos modelos de familia, pero sobre todo deja ver el costado materialista de una sociedad que vive, ama y hasta mata alrededor del dinero.