El teorema de Santiago

Crítica de Matías Orta - A Sala Llena

Hugo Santiago siempre es recordado por haber dirigido Invasión, mítico film nacional de 1969 con guión de Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares. En 2014, Santiago dejó por un tiempo su vivienda en París y regresó a Buenos Aires, para encarar su primera película en estas tierras luego de décadas de exilio: El Cielo del Centauro, producido por El Pampero Cine, de Mariano Llinás.

Ignacio Masllorens y Estanislao Buisel Quintana sumergen al público en lo que fue la producción de esta película, desde las charlas iniciales (vía mail) y la lenta escritura del guión, hasta la postproducción, pasando por un rodaje atípico para los cánones de El Pampero, paradigma del cine independiente argentino. Santiago es captado en acción, y queda claro que es un cineasta como pocos, entregado a su trabajo, capaz de escribir con precisión cómo serán los complicados travellings que filmará. En paralelo, muestra cómo Llinás y su equipo debieron amoldarse, con gusto, a la metodología de un artista tan preocupado por la rigurosidad de la puesta en escena, la ubicación de la cámara y la dirección de actores.

Lejos de quedarse en un simple backstage, El Teorema de Santiago indaga en un proceso creativo cinematográfico, que hasta puede ser comprendido por quienes todavía tengan pendiente descubrir la obra de Hugo Santiago.