El sol también es una estrella

Crítica de Gimena Meilinger - Cuatro Bastardos

El sol también es una estrella: Antes que termine el día (o que te deporten).
Basado en la famosa novela de Nicola Yoon, en este drama adolescente, dos hijos de inmigrantes se conocen en Nueva York el día previo a la expulsión de ella.
“Somos como mariposas que revolotean por un día y piensan que es para siempre”. Con esta cita de Carl Sagan e imágenes sobre el Universo y su evolución, comienza la película. Quizás en un intento por darle un marco más profundo a la narración, se utiliza este recurso para sumergir al espectador en la idea que será una historia con un mensaje profundo. Aunque no llegue ni a arañar la superficie.
Yara Shahidi (“Black-ish”) y Charles Melton (“Riverdale”) son Natasha y Daniel, dos atractivos jóvenes, con sueños por cumplir, convirtiéndose en adultos y queriendo rebelarse. Él, contra el mandato familiar de convertirse en médico. Ella, contra la resignación de sus padres jamaiquinos a ser deportados. Se conocen en la calle, de casualidad o como obra del destino, un día antes de que esa expulsión se lleve a cabo y tienen un día para conocerse y enamorarse.
Al son de la frase “¿y si te dijera que puedo lograr que te enamores de mí?”, esbozada por Daniel, se teje esta historia de amor joven y desesperado, que constantemente juega con el destino como leitmotiv. La dirige Ry Russo-Young, que ya tiene en su haber la adaptación de la conocida novela “Before I fall” (2017), y está basada en la novela de Nicola Yoon, autora del best seller “Everything, everything” (2015), llevada al cine hace 2 años. Estos antecedentes podrían haber hecho de la presente película una historia trascendental sobre el idilio amoroso enfocado para adolescentes, aunque lamentablemente no consigue más que ser un inverosímil y efímero cruce de miradas y palabras bonitas.
La película es un buen tour fotográfico por puntos de Nueva York (el Empire State, la Estatua de la Libertad, el teatro Apollo, Chinatown, Roosevelt Island), la música acompaña de forma agradable, haciendo más dinámicos algunos pasajes. Pero los diálogos buscan un tenor que no se logra, en el punto medio entre la Natasha escéptica y científica, y el Daniel romántico y poeta, se quedan en mensajes vagos y filosofía barata.
Vale decir que las actuaciones son buenas y esto colabora en hacer un poco más entretenido el guion tan forzado y aburrido, lleno de mensajes de autoayuda como “Abrí tu corazón al destino”. Quizás la mejor opción sea que el destino haga que no llegues al cine.