El séptimo hijo

Crítica de Gustavo Castagna - Tiempo Argentino

El bien y el mal se ven cara a cara

Julianne Moore, Jeff Bridges y Olivia Williams integran el elenco de esta película de historia épica, de cuento de hadas, que poco aporta a los gustosos del género. No hay originalidad entre brujos, vampiros hechiceros y similares.

Cuando el excelente actor Jeremy Irons concurrió a una de las ediciones del festival de Mar del Plata, se le preguntó en conferencia de prensa porqué había aceptado trabajar en Calabozos y dragones (2000), estrenada algunos meses atrás. Sin dudarlo, el intérprete de dos títulos clave de David Cronenberg (M Butterfly y Pacto de amor), respondió: "vivo en un castillo y tengo muchos gastos" En El séptimo hijo actúan, entre otros, Julianne Moore y Jeff Bridges, además de la estupenda actriz británica Olivia Williams, y se desconoce aun si los tres intervinieron en la cinta para pagar las expensas o solo por pasarla bien durante un rato. La cuestión es que el film del ruso Serguei Bodrov es un nuevo ejemplo de historia épica, cuento de hadas, héroes destinados a cumplir con un mandato y el clásico enfrentamiento entre el bien y el mal en medio de monstruos, viajes en el tiempo, brujos y hechiceros. Hay una previsible predestinación, aquella que le corresponde al tosco granjero Tom Ward (Barnes), instado por el Espectro (Bridges) a detener de una vez por todas las maldades de Madre Malkin (Moore), la brujita en ciernes. También habrá un aprendizaje, como si se remedara al western reconstruido por su versión "fantasía heroica", en donde el heredero del poder deberá cumplir sí o sí la misión. En medio de ello, infinidad de batallas, paridas desde la saga de El señor de los anillos y las posteriores estaciones en la serie de Las crónicas de Narnia y en otros films similares. No está mal para quienes disfrutan de esta clase de películas donde los tópicos genéricos (terror, aventuras), entremezclados con el suspenso y la catarata obvia de efectos especiales, construyen un discurso que solo busca –y encuentra sin problemas– un espectador adictivo. Pero, al mismo tiempo, resulta bastante poco, no solo por la impericia de Bodrov para crear algo nuevo más allá de sus referentes, sino por la repetición del gesto y el hecho puntual de creer que el término "entretenimiento" se supedita exclusivamente a no disminuir un poco la energía al vacío que se trasluce en el desarrollo de la trama. El séptimo hijo tuvo innumerables problemas de posproducción hasta su estreno internacional de hace pocos meses, pese a que aun no fue lanzada en Estados Unidos. Pero el inconveniente más grave del film es su nula originalidad en jugarse por algo que trascienda a otros títulos sobre brujos, vampiros, hechiceros y criaturas temibles de importante tamaño. Ahora bien, ¿Bridges, Julianne Moore y Olivia Williams también vivirán en castillos?