El reencuentro (USA)

Crítica de Federico Ignacio Bazán - Cuatro Bastardos

El Reencuentro: Mambrú se fue a la guerra, qué dolor, qué dolor, qué pena.
Richard Linklater nos trae una película llena de sentimiento en lo concerniente al tema del heroísmo en la guerra, sin dejar de lado el humor y las charlas sobre la vida misma.
La razón por la cual mandan a jóvenes a las guerras fue mencionada varias veces en el cine a lo largo de estos años. En esta película Richard Linklater se enfoca seriamente y con pizcas de humor en este tema, poniéndonos en la piel de un ex cuerpo de la armada. El de Larry “Doc” Shepherd, que 30 años después se reúne con sus viejos amigos y veteranos de Vietnam; Sal Nealon y Richard Mueller padre de un infante de marina, que ha sido asesinado en la guerra de Irak.
La cuestión de la guerra es vista desde un punto de vista diferente gracias a la composición de estos personajes, guionados por Linklater y Darryl Ponicsan, quien fue el que en 2005 escribió la novela en la cual está basado este film. La misma titulada “Last Flag Flying” (Título original de la película) es una secuela de su novela de 1970 “The Last Detail“, que protagonizaron los mismos personajes pero en su juventud. Por esa razón, Last Flag Flying o El Reencuentro se ha descrito como una secuela no oficial de la adaptación cinematográfica de 1973 de su novela anterior, The Last Detail, la cual fue dirigida por Hal Ashby (Being There, In The Heat Of The Night), guionada por Robert Towne (Chinatown, Mission: Impossible) y que recibió 3 nominaciones a los Oscars, en Mejor Actor Principal con Jack Nicholson, Mejor Actor Secundario con Randy Quaid y Mejor Guion Adaptado con el mencionado Towne.
Existen películas que recalcan las secuelas que dejaron las guerras, como en Deer Hunter (1978), American Sniper (2014) entre muchas otras. O el compañerismo entre camaradas de la guerra, como Rescatando al Soldado Ryan (1998) o Black Hawk Down (2001). Como aquí como en El Reencuentro, en que la amistad fluye gracias a las actuaciones de Steve Carell (Larry “Doc” Shepherd), Laurence Fishburne (Richard Mueller) y especialmente Bryan Cranston (Sal Nealon).
La película comienza con Doc yendo al bar de Sal, sorprendiéndolo con su visita. Desde la primera escena podemos identificar a los personajes, la inmadurez e impetuosidad que circula en la sangre llena de alcohol de Sal, y la timidez de Doc. Cranston es el más natural y constante del film. Su personaje Sal, es el que más genera conflictos y soluciones entre los tres siendo obviamente el más entretenido y nutrido de la película. Él pone el humor en el desierto deplorable de Doc. Mientras que el reverendo Mueller es el que integra el tema de Dios y las creencia, además de servir como antagonista varias veces en la película. Mayormente el que reacciona a todos los temas que se discuten es Sal, mientras que Doc funciona como el que emplaza la trama base para que ellos tres salgan de viaje. Todos los tópicos que se tocan resaltan y revolotean alrededor de Doc.
Linklater logra el dinamismo digno de sus películas, agregando una madurez extrema en los momentos más dolorosos del film, entregados con profundidad por la actuación de Carell. También involucra su clásico personaje inmaduro con Sal, que nos recuerda por momentos al Jesse de la trilogía “Before…”, o al grupo de jugadores de béisbol de la universidad en su última película “Everybody Wants Some!!” (2016). Además de que nos presenta varias secuencias de diálogos realizadas en trenes que las podríamos consideras metáforas del transcurso de la vida, o sobre el paso del tiempo que moldea nuestra forma de afrontar diferentes cosas, que hemos visto en films de Linklater como en Boyhood (2014).
A pesar de todo el final queda ambiguo con respecto al tema que venía siendo discutido en el film. Logra poner en la mesa ese distinto punto de vista sobre la guerra, pero pareciera que en el desenlace el mensaje se desdibuja para quedar bien con ambos lados de la mirada. Aquí no nos aclararan el por qué van a la guerra, en esta película apreciamos la discusión de esa cultura tan impuesta en Estados Unidos que les parece heroico ir hacia allí a dar la vida luchando por su país, a pesar de “creer las mentiras que les dijeron”. El disentimiento ante este tema que vemos en los personajes a lo largo del film, se difumina al final con el atuendo de los amigos de Doc, y con aquella carta.
Solo queda claro que hay que aferrarse a los buenos momentos para sobrepasar los malos, y no quedar atrapado en un abismo de tristeza.