El Potro

Crítica de Jorge Bernárdez - Subjetiva

“El Potro”, de Lorena Muñoz
Por Jorge Bernárdez

Rodrigo fue un fenómeno artístico y social que irrumpió en el espectáculo argentino a una velocidad inaudita y que cuando terminó, fue un impacto mediático que no dejó a nadie afuera en aquel año del señor de 2000. Por supuesto, el estreno de la película está provocando un estallido mediático que devuelva a los estudios de televisión aquel elenco que rodeó al ídolo cuartetero y que en los comienzos del SXXl, atravesó a toda la sociedad con un final mediático pocas veces visto.

El Potro, lo mejor del amor nace cómo una consecuencia lógica de lo que fue el impacto de la biopic que protagonizó Natalia Oreiro sobre Gilda, así funciona el negocio del espectáculo y ya hay quien está pensando cuál será la historia que está esperando ser filmada. El Rodrigo de la película es un joven cordobés al que parece no importarle otra cosa que la música y que a la manera del protagonista del hit “La guitarra” de Los Auténticos Decadentes, no tiene otros intereses. Rodrigo según Muñoz aparece cantando frente al espejo una canción de los twist y es que ese pibe cordobés no tenía muy claro cual sería su mundo, más allá de saber que quería cantar.

El padre de Rodrigo, interpretado por Daniel Aráoz, tenía contacto con ese universo pero esperaba que su hijo terminara al menos el colegio secundario, pero la fue la madre la que apañó el deseo de Rodrigo y casi que no hubo tiempo para otra cosas. De todas maneras algo vio El Oso (Fernán Mirás), en ese joven hijo de uno de sus amigos dentro del ambiente, así que inmediatamente lo empezó a representar.

Los cinco años que duró la carrera de El Potro están contados por Lorena Muñoz cómo un vértigo en ritmo cuartetero y sostenido por la cocaína, el sexo y una pléyade de amigos del campeón. Los personajes reconocidos de la época aparecen en pantalla con nombres la mayoría de la veces cambiado y levemente caricaturizados, como la conductora rubia de la bailanta en 2002. El potro, lo mejor del amor tiene algunos homenajes cinéfilos muy reconocibles, un protagonista desconocido (Rodrigo Romero) que sencillamente logra ser el Rodrigo auténtico, actuaciones convincentes como las de Florencia Peña haciendo de la madre y Diego Cremonesi como un dealer que le acerca al ídolo papelitos contra al sueño y por supuesto, las actrices que personifican a la mujeres que estaban cerca de él. La película no pierde nunca el control de lo que quiere mostrar.

Mientras que en Gilda Lorena Muñoz lograba la construcción de la estampita de la cantante, aquí conforma el retrato de época y la historia del artista que muere en la cúspide. Queda para otra ocasión el estudio de cómo desde un ambiente marginal alguien logra instalarse en el centro de la escena, borrando cualquier clase de diferencia social, pero eso será en otra película, en tanto esta se sostiene en la trilogía: sexo, drogas y cuarteto. De los tres hay bastante ¿qué puede fallar?

EL POTRO
El Potro. Argentina, 2018.
Dirección: Lorena Muñoz. Guión: Lorena Muñoz y Tamara Viñes. Intérpretes: Rodrigo Romero, Florencia Peña, Fernán Mirás, Daniel Aráoz, Jimena Barón, Malena Sánchez, Diego Cremonesi. Producción: Fernando Blanco, Alejandro Cacetta, Mili Roque Pitt, Axel Kuschevatzky, Juan Francisco Pelosi y Cindy Teperman. Distribuidora: Fox. Duración: 120 minutos.