El planeta de los simios: (R)Evolución

Crítica de Rodolfo Weisskirch - A Sala Llena

Actores en Vía de Extinción

Y un día el actor de carne y hueso, ha sido reemplazado por la tecnología. Pero no se trata de robots actores, como muchos creían que iba a pasar. Actores robots con autonomía, capaces de razonar y aplicar conceptos interpretativos, son de ciencia ficción. El CGI y el Caption Motion es la realidad.

El actor empezó a ser confinado en un estudio, donde solamente debe moverse bajo las órdenes de los directores con pintura en la cara y microcamaritas alrededor del cuerpo, que captan cada movimiento para transmitirla luego, a un diseño multimedia, un dibujo que reproduce lo que el actor hizo en primer lugar, en el total vacío.

Los animadores logran convertir al personaje animado en un ser vivo, que respira, habla y se expresa, mejor que cualquier actor. Un diseñador logra que cualquier intérprete se supere así mismo.

No es la Dimensión Desconocida… es la realidad de Hollywood, aunque usted no nos crea.

La paradoja de El Planeta de los Simios (R)evolución es que promueve un Apocalipsis desde la historia y el avance tecnológico. Un doble mensaje: el futuro es ahora, y nosotros no somos partícipes. Animaciones computadas nos han reemplazado.

Esta idea de revitalizar la saga en orden inverso al film original de 1968 es una perfecta metáfora de cómo nuestras creaciones empiezan a tomar determinación propia, como nuestros frankensteins, comienzan a independizarse, encontrar una camino paralelo al de los seres humanos a partir de las herramientas que le dimos para lograrlo. Y así es, como en la ficción, los simios, experimentos genéticos, se alzan contra el poder del hombre, aprendiendo los aspectos positivos, como la demostración de cariño, el razonamiento matemático y el lenguaje, como los negativos: la justicia poética, la respuesta violenta ante actitudes violentas.

Como dijo el General, en el 2000 nos encontraremos unidos o dominados… por los simios (aclaro que esta connotación política solo tiene implicancias referidas al contexto del film y no de la historia nacional).

No soy gran fanático de las precuelas, pero debo admitir que esta fue una buena idea. ¿por qué? Porque el modelo futurista ya se había agotado. Debía entenderse como empezó todo, y si bien la película del casi ópera primista, Rupert Wyatt, tiene mayores coincidencias con una novela del fallecido Michael Chrichton, acaso el autor que más profundizó acerca de las consecuencias de la experimentación genética y científica en la mayor proporción de su bibliografía (especialmente con Congo), se debe reconocer que se quiso efectuar un trazado sutil, pero efectivo. La suma de detalles que conectan a esta “explicación” con el resto de las películas es maravillosa.

Es verdad que hay objetos, frases, escenas que remiten a la original (la secuencia inicial es fantástica), pero también subtramas argumentales que no tienen demasiado explicación ni profundización para que el espectador fan una los puntos. Una medida arriesgada pero que genera entusiasmo.

Ahora bien, lo que también garantizó el director y los guionistas es que aquellas personas que nunca vieron una sola película (ni siquiera la subestimada versión de Burton), sientan deseos de seguir viendo y para eso armaron un film que mezcla tensión y suspenso de forma inteligente, con escenas efectistas, llenas de planos secuencias, usos proporcionados del fuera de campo y sólidas interpretaciones… al menos en el caso de los primates.

El meticuloso trabajo de Weta Division para diseñar cada simios es increíble. No recuerdo actor capaz de expresar tantos sentimientos con tan pocos gestos como los que logran los diseñadores con la ayuda del gran Andy Serkis. ¡Están vivos, respiran!

Sí, la acción funciona, y sin ser demasiados explícitos ni redundantes con el mensaje o los diálogos, se puede filtrar el contenido filosófico / ecológico, pero tampoco es demasiado pretenciosa.

El ritmo frenético, las largas secuencias en CGI, los efectos y la humanización de los simios ubican a esta nueva creación de la franquicia en una posición privilegiada de la saga. Los personajes y las respectivas interpretaciones en live motion, son las que no cuadran con el resto de la narración.

No sé si es a propósito, pero los personajes homo sapiens sapiens son estereotipos puros. No hay lugar con ambigüedades: son buenos idealistas o malos codiciosos. Las actuaciones son pobres y desaprovechadas: James Franco ha demostrado que se puede poner encima el protagónico absoluto de una película, pero en esta aparece atado a un guión científico que no se termina de creer y fuerza a expresarse de forma cuestionable. Frieda Pinto vuelve a ser una figurita de cartón pintado. Su personaje está decorado, el propósito es ser la conciencia de Will (Franco), pero no sale de un rol de acompañante. Los villanos a cargo de Brian Cox, Tom “Draco Malfoy” Felton y David Oyelowo no logran ser suficientemente amenazantes porque son demasiado previsibles y arquetípicos.

En este sentido, el que trasciende al punto de tener una gran interpretación es el veterano John Lithgow, que luego de un tiempo desaparecido (desde 3rd Rock From the Sun) regresa con un excelente trabajo como el padre de Will, enfermo de Alzheimer. Lithgow siempre fue un actor versátil, tanto en rol de comediante como dramático (sino fijarse en el esquizofrénico protagonista de Demente de Brian De Palma). Sos sus gestos mínimos, la dulzura y naturalismo con que trata a Cesar, lo que lo destaca frente al resto del elenco.

Sorprendente, porque no confiaban demasiado en ellos (Fox la iba a lanzar en noviembre, pero las primeras pruebas fueron tan optimistas que la adelantaron al “verano estadounidense”) este Planeta de los Simios (R)evolución no conserva el tono satírico de la primera entrega con Charlton Heston, pero gracias a la magia de los efectos especiales, el gran pulso narrativo de su director y sobretodo, la calidez de los personajes “revolucionarios” se puede hablar de una nueva saga con personalidad propia.

Se pueden discutir errores u olvidos diegéticos, pero dentro de todo, el resultado es satisfactorio. Otro día (quizás con el estreno de Las Aventuras de Tin Tin: El Secreto del Unicornio de Steven Spielberg) seguiremos planteándonos si ha llegado el momento en los actores se han convertido en la nueva especie en vías de extinción de Hollywood…

Mientras tanto a entretenerse y no pensar…