El otro verano

Crítica de Maximiliano Curcio - Revista Meta

El realizador bonaerense Julián Giulianelli retorna a la gran pantalla con “El Otro Verano”, apostando a revisionar temas ya transitados en su anterior largometraje, “Puentes” estrenado en 2009. El director aborda con interés los vínculos de amistad y la evolución de las relaciones que suceden entre los personajes que interpretan Guillermo Pfening y Juan Ciancio (antiguo protagonista del film citado).

“El Otro Verano” se posiciona como un relato cuyo eje es el vínculo entre dos hombres que podrían ser padre e hijo, quienes pondrán a prueba las reglas de la convivencia en una relación que muta de lo meramente laboral a lo afectivo. La tensión creciente entre los personajes protagonistas dotará a la historia de la impronta necesaria para construir dicha relación con gran sutileza, en base a gestos, miradas y silencios. La cámara de Giulianelli acompaña los pasajes de un modo contemplativo, con las sierras cordobesas como marco de los mismos, recordando a films recientes de factura similar como “Instrucciones para Flotar un Muerto” y “La Casa del Eco”.

Sin grandilocuencias y mediante el uso de tiempos muertos que reflejan la vida pausada pueblerina y sus costumbres, el relato prefiere hacer foco (no siempre con sostenida homogeneidad) en estos personajes que atraviesan profundos cambios interiores. Por un lado, tenemos a un hombre (Pfening) recluido del mundo en su páramo idílico, cuyos modos y tonos de voz muestran la cara huraña – y a veces descortés- de un ser solitario. Por otro lado, observamos a un adolescente (Ciancio) en pleno salto a la madurez, que vivirá una suerte de despertar sexual cuando entable un romance con la joven muchacha del pueblo, interpretada por Malena Villa.

De esta forma, la película se plantea como una potencial exploración sobre las familias disfuncionales, una mirada sobre la paternidad y el acento puesto en dos personajes con realidades espejadas; acompañados por una música irregular que se repite como leitmotiv. Haciendo hincapié en el mencionado tono intimista, el director elige un notable despojo estético para su propuesta, interesado en retratar los días al aire libre y las noches de bohemia que se suceden en este transitar de los vínculos y sus matices.
Gracias a la sensibilidad de su elenco interpretativo, la película resulta un digno fresco acerca de la búsqueda del sentido de la vida, el perseguir un destino y la construcción de los afectos. Producida por Juan Villegas y Paola Suárez, “El Otro Verano” constituye una válida propuesta de cine nacional independiente, fiel a su idea de recurrir a la sobriedad y sin golpes bajo efectistas, para plantear interrogantes que nos identifican y movilizan.