El muñeco diabólico

Crítica de Tomás Cardín - Cinescondite

“La felicidad es más importante que el entretenimiento”, profesa Henry Kaslan. Dicho personaje, interpretado por Tim Matheson, es el dueño de un emporio global que se dedica a producir todo tipo de artefactos tecnológicos. Entre ellos se encuentran los muñecos Buddi. Estos cuentan con distintas habilidades, como hablar o caminar, y además son adaptables a distintos dispositivos. A diferencia de la Child’s Play (1988) original, este nuevo film dirigido por Lars Klevberg introduce el elemento conflictivo como producto de la mente y el trabajo humano, y borra la dimensión esotérica/sobrenatural de la película de Tom Holland. Las acciones y razones de Chucky son tan engañosas como letales, al igual que las de las personas que lo diseñan.