El muerto cuenta su historia

Crítica de Fernando Sandro - El Espectador Avezado

Se estrena el séptimo largometraje de Fabián Forte, uno de los nombres que más – sino el que más – pisa fuerte dentro del terreno del cine de género argentino.
Forte se fue forjando desde abajo, de las escuelas de cine, pionero del BARS, y la peleó cuando estas películas ni asomaban en estrenos en cartelera.
Co- Director de ambas Socios por Accidentes junto a Nicanor Loreti; en El Muerto Cuenta Su Historia podríamos pensar que su ubicaría más cerca de una propuesta como lo fue Malditos Sean, puro género y terror nac & pop. Sin embargo, su visión aguda, su interesante trasfondo, y sus múltiples lecturas tamizadas de humor negro la posicionan más cerca de La Corporación, su mejor film hasta hoy.
El Muerto… cuenta la historia de Ángel (Diego Gentile), un director de cine publicitario, que lleva una vida acomodada con una familia de vínculos rotos. Su mujer, Lucila (Moro Anghileri) le exige una conexión que él parece no poder darle, y su hija Antonella (Fiorella Duranda) es quien lo espera todas las noches en la puerta, en una espera permanente.
Ángel vive para sí, le importa su trabajo, su ambiente y progreso, y no concibe la fidelidad bajo ningún término. Dice amar a su esposa, pero las mujeres son como ese cigarrillo que dice que va a dejar, pero.
Ese estilo de vida tan desapegado tendrá su precio cuando su amigo y socio Eduardo (Damián Dreizik) lo termine conduciendo a un bar al que solo parecen concurrir mujeres, entre las que se destaca Bea (Emilia Attias). Será seducido en medio de una ensoñación, y comenzará su perdición.
Basándose libremente en la mitología celta, Forte junto a Nicolás Britos (Kryptonita) idearon el guion sobre una cofradía de mujeres, diosas, hadas, demonios, vampiros; milenarias, que intentan instaurar un nuevo orden en la sociedad, plagada de mensajes cosificadores de la mujer.
La historia, contada en retrospectiva – como adelanta su título – hasta la mitad; nos adelanta que Ángel está muerto, Eduardo también, y no son los únicos. Estas mujeres los utilizan como esclavos a su antojo con la última finalidad de despertar a Macha, la diosa máxima.
Con mucho del cine de Alex de la Iglesia, sobre todo de Las Brujas de Zugarramurdi, Forte pasa de la comedia al terror borrando los límites. El humor, negro, ácido, satírico, corrosivo, y muy efectivo es una constante que va en crecimiento y aligera una certera bajada de línea.
Porque al igual que en el film con Osmar Nuñez, Forte se vale del género para plantear cuestiones bastante concretas respecto a problemáticas comunes de la sociedad. El machismo y el feminismo, los costos del éxito económico, lo plástico de la vida moderna, y hasta algún encriptado político para el más atento.
El espectáculo presenta un timing perfecto, en medio de una comedia que dibuja una sonrisa y nos obliga a lanzar varias carcajadas. Su relato, justo, no muy extenso, presenta un quiebre sustancial cuando se le da sentido al título; diferenciándose un grotesco del primer tramo por lo fantástico del segundo; tanto en uno como en otro, la comedia está presente.
La fotografía de Leonel Pasoz Scioli y la dirección de arte a cargo de María Alicia Vázquez colaboran en un acabado técnico destacable, demostrando, como se viene haciendo desde hace tiempo en el género nacional, que no se necesita de un presupuesto enorme para crear un aspecto correcto y envolvente.
Si la puesta en arte e imagen nos introducen en atmósfera inclinándose por los colores cargados, oscuros y las sombras; el montaje de Demian Rugna (co-director de MalditosSean) colabora con la agilidad y la ferocidad necesaria, que también entiende del progreso del argumento e irá apresurándose en conjunto con los hechos.
Otro de sus atributos es lo acertado de su elenco, manejado con buena mano por su director. Gentile merecía un protagónico, su personaje va en progreso y termina por imponerse y ganarnos. Dreizik, al igual que las apariciones desopilantes de Lautaro Delgado, Chucho Fernandez (en una gran composición), Berta Muñiz, Marcelo Sain, y Pablo Pinto son su perfecto apoyo demostrando lo divertido de la propuesta en su costado más bizarro.
Por el lado de las mujeres, Moro Anghileri expone una vez más su ductilidad que pide a gritos un protagónico absoluto, pareciera capaz de componer lo que sea. Emilia Attias (que muestra otra vez ser mucho más que un rostro bellísimo), Viviana Saconne – como la líder de esas mujeres enigmáticas –, Julieta Vallina, y Pipi Onetto, comprenden a la perfección ese juego de diabólica seducción, de dominio sobre el otro género, a la par de entrar al juego de comedia.
Párrafo aparte para la pequeña Fiorella Duranda que no necesita de demasiado esfuerzo para hacernos ver la situación por la que pasa su personaje, poseedora de una cara muy expresiva; y Susana Varela quien con solo unos minutos en pantalla merece todos los aplausos.
El Muerto Cuenta Su Historia se coloca en los lugares selectos del cine de género argentino, gracias a una buena mezcla de suspenso; crítica social; homenajes que pueden ir de Burdel de Sangre, a Jess Franco o Terminator; y un gran ritmo para la comedia con gags muy acertados y hasta incómodos.
Fabián Forte dio otro paso adelante en su filmografía, y nos deja bien en claro que su nombre no debe pasar en vano; tan en claro como sus ideas. No la dejen pasar.