El mecánico

Crítica de Rodrigo Chavero - El Espectador Avezado

Statham juega a ser Bronson (imaginen el resultado!)

Jason Statham apareció allá por el año 2002 con "The transporter" sorprendiendo a la audiencia por su carisma y habilidad para el género. Claro, atleta (integrante del equipo olímpico británico de natación en 1992) y ex modelo , todos supimos inmediatamente que había nacido un nuevo héroe de acción. El hombre combina muy bien su estilo dinámico para las coreografías de lucha con cierto encanto personal para resolver las escenas donde no hay violencia que mediatice. No es que sea un negado, Statham sabe actuar ("Lock, stock & two smoking barrels", "Snatch" y "Revólver", sin ir más lejos) pero en general se lo convoca para trabajos donde hay que poner el cuerpo y hablar poco. De hecho, mucha gente lo conoce por "Crank", bizarra cinta donde la acción descarnada y sinsentido se muestra en toda su vulgar expresión. Podríamos decir, en otras palabras, que Jason Statham, como otros actores de la industria, elige lo que puede, dentro de lo que le ofrecen. Hay buenos y malos guiones en su camino... Este, "The mechanic", remake de un exitoso film del año 72 protagonizado por Charles Bronson parecía apriori una apuesta segura...

Pero no. "El mecánico" intenta conservar la esencia de su relato original, pero sólo logra mantener una estructura pseudo coherente donde apoyar las secuencias de acción que hilvanan el film. Dirigida por Simon West (cuyo único mérito importante parece haber sido insistirle a Jerry Bruckheimer con toda su convicción para que comprara el guión de "Black Hawk Down" con la intención de filmarla aunque él no terminara haciéndola!), no esperabamos nada novedoso, si quizás una decente recreación de un buen libro. Quienes ostentamos años y vimos mucho cine de acción de los 70, siempre conservamos la esperanza de ver un film bien actuado, con antihéroes consistentes y la dosis justa de violencia que el guión propone. O sea, la violencia por la violencia misma no. Tiene que tener un sentido y ese sentido debe ser interesante para el espectador.

La historia es bastante lineal. Arthur Bishop (Statham) es un asesino a sueldo. Pero no cualquier asesino a sueldo. Es un artista en su medio. Elige cuidadosamente sus métodos para acercarse a sus víctimas y las mata, de manera que no se descubra que fueron asesinadas, sino que parezcan, accidentes. Cobra bastante bien por sus servicios, le gusta trabajar sin compañía y tiene un solo amigo en el negocio, Harry (Donald Sutherland). Este hombre fue quien le enseñó todo lo que sabe, y está retirado hace tiempo. Luego de conocer el modus operandi de trabajo de nuestro "mecánico", éste se verá obligado a eliminar a su mejor amigo, por pedido de sus empleadores. Arthur no duda al principio, pero con el correr de las horas, empezará a sospechar que algo no está funcionando bien en esta tarea y se aliará con el hijo de Harry, Steve (Ben Foster, lo mejor de la película, lejos) para descubrirlo. Claro, él es un novato en el negocio, tiene problemas serios para relacionarse con el mundo (quien no?!), y encima, hay que entrenarlo... Su perfil psicotico y autodestructivo le dará bastante trabajo a Arthur que intentará moldear un profesional a su medida para que lo acompañe, aunque no será fácil. Finalmente y como todos suponemos, harán equipo contra sus propios jefes en una lucha sin cuartel.

Bueno, lo que se imaginen que puede pasar, pasará. No hay mucha sorpresa a lo largo de la cinta y siempre anticipamos al equipo en sus misiones. La pareja central no tienen nada de química y sólo se puede rescatar la actuación de Foster, que muestra su mejor faceta de perturbado y siempre nos hace pensar que su imprevisibilidad puede salvar la película a cada instante. Pero es sólo una ilusión. Nada la salva.

Y no hay mucho más. Los fanáticos del género quizás salgan satisfechos de la sala, visto y considerando la respetable cantidad de lucha, golpes y estallidos que atraviesan la cinta de lado a lado. Pero nada más. "El mecánico" es nada más que una mediocre película de acción.

Su mejor lugar es el estante de tu tienda favorita de DVD. Sin dudas.