El maestro del dinero

Crítica de Rodolfo Weisskirch - Visión del cine

Se estrena El maestro del dinero, protagonizada por George Clooney y Julia Roberts, bajo la dirección de Jodie Foster. Un thriller clásico y bien ejecutado, pero con poco riesgo narrativo.
Recientemente, Jodie Foster, ha declarado que se siente más cómoda en el rol de directora que en el de actriz. Podríamos justificar, de este modo, que en los últimos tres años, ha estado detrás de las cámaras más que delante.

Después de dirigir un par de episodios para House of Cards y Orange is the New Black, Foster agarró este encargo de George Clooney para demostrar –como si fuese necesario- su versatilidad como realizadora, poniéndose sobre los hombros un guión bastante convencional y transformándolo en un film correcto, sin riesgos, acaso para convencer a los grandes estudios que puede llevar a cabo otras producciones comerciales, que posiblemente sean más personales.

El tema de El maestro del dinero -o Money Monster, un título más adecuado para describir el funcionamiento del capitalismo bursátil- es efectivamente las estafas que las grandes empresas multinacionales pueden llegar a ocasionar, a través de los valores de la bolsa de comercio. Los protagonistas del film son especuladores, personajes que confían demasiado en su suerte, hasta que se topan con el factor humano.

Lee Gates –un George Clooney no muy distinto al de Secretos de estado y otras películas- es el carismático conductor de un programa bursátil. Gates encara el show como un espectáculo de entretiempo de básquet: baila, rapea, se disfraza y tiene el apoyo de efectos gráficos para entretener a los accionistas mientras les recomienda en que invertir cada día de la semana.

Un prólogo generado a partir de –falsas- imágenes de archivo informa al espectador, que un importante empresario ha provocado una pseudo crisis bursátil por culpa de un error de la computadora. Mientras Gates, intenta explicar al público porque este empresario, Walt Camby –Dominic West- es un hombre transparente, un joven muchacho irrumpe en el canal con un arma y un chaleco con explosivos, amenazando la vida del conductor y los técnicos de la planta. Kyle – Jack O´Connell- no desea dinero, simplemente una justificación de por qué perdió 60 mil dólares –traducido a 800 millones en forma global- apostando por Camby y su empresa, por consejo del propio Gates.

Lo que podría tomarse como un thriller de rehenes clásico se transforma en una crítica, bastante obvia y sobre explicada, acerca del manejo de operaciones bursátiles y lo fácil que es perder todos los ahorros, por culpa de la especulación de estos señores. El guión escrito a seis manos tiene sus momentos más brillantes cuando se atiene a mostrar las debilidades de los personajes, que es acaso la mayor cualidad de Foster como directora: el factor humano. A la realizadora de Feriados en familia le gusta que sus personajes tengan matices y no cuenten completamente con la simpatía del público; que demuestren que por más que se crean ingeniosos, tienen puntos débiles. Al menos los personajes de Lee y Kyle.

Menos ambigua es Patty, la directora del programa –a cargo de Julia Roberts, más contenida y sobria que de costumbre- que sirve como conciencia de los dos personajes masculinos. Posiblemente sea por la propia personalidad de Foster, que las mujeres del film son mucho más fuertes e inteligentes que los hombres –y eso no está subrayado- con mayor carácter, e incluso más inteligentes y decisivas de lo que los protagonistas piensan. Ese es punto para la directora, sin dudas, que logra evitar algunos estereotipos del género, especialmente en una industria que tiende a cosificar a las actrices.

El maestro del dinero es un film entretenido y llevadero. Foster desea mostrar su talento y buen pulso como narradora para agarrar un producto menor por encargo, con un guión casi previsible, sin riesgo ni sorpresas, cuyo fuerte, cree estar en la crítica económica y social, pero que en realidad está en la relevancia del factor humano y la sátira a la reacción de la gente con los medios de comunicación.