El informante

Crítica de Fernando Sandro - El Espectador Avezado

"Mark Felt: The Man Who Brought Down the White House" (El informante): asuntos internos

Liam Neeson interpreta al hombre que filtró los datos que desencadenaron el famoso Watergate en El Informante, de Peter Landesman, una película tan fría como ajena a los territorios fuera del país en que es producida. El caso Watergate sin dudas marcó la década del ’70 en los Estados Unidos, la filtración de documentos clasificados del gobierno de Nixon denunciando negociados y aprietes varios, hizo desesperar a esa gobernación y terminó llevándola a su declive.
Como suele suceder con cada cosa que ocurre en Norteamérica, Watergate y sus consecuencias tuvieron implicancias alrededor del mundo entero.
Sin embargo, esto no quita que sus pormenores no dejen de ser un asunto puertas adentro. "El informante", de Peter Landesman, habla sobre el caso Watergate, pero trata de hacerlo lateralmente, a través de una suerte de biopic (pero muy centrado en los años en que esos hechos ocurren) sobre Mark Felt, apodado Garganta profunda, el hombre que pasó toda la información necesaria a los periodistas que destaparon la olla.

Mark Felt es interpretado por Liam Neeson, y si algo hay que rescatarle a "El informante", es la presencia del actor de "Búsqueda Implacable" ("Taken") como protagonista.
Felt es un hombre traicionado, y con una vida privada que terminará influyendo en varias de sus actitudes.
El hecho de que decida filtrar la información no será algo aleatorio. Landesman intentará explicar cuáles fueron esas razones, hurgando en varios aspectos de su vida. Hay que aclarar algo fundamental, El informante se basa en una biografía escrita por el propio Felt, y se sabe que la película cuenta con el visto bueno de sus herederos, por lo que ya podemos ir intuyendo hacia dónde irá la mano.

Decir que" El informante" es una abierta carta de amor hacia el sistema político estadounidense es más que una obviedad. La película hace todo el esfuerzo para hacer ver que los hechos oscuros no quedan impunes y que todo sale a la luz. Si bien se intenta darle alguna zona ambigua al personaje, sobre todo en cuanto a sus razones familiares, al final de cuentas, quedará claro que Felt es un típico ciudadano de ese país con la frente en alto.
Hay también un adecuado trabajo interpretativo en roles secundarios. Podemos contar a Diane Lane como la esposa de Felt, Tony Goldwind, Kate Walsh, Josh Lucas, MartonCsokas, y hasta Tom Sizemore.
Pero el guion le otorga a todos un tratamiento tan esquemático, que sus logros actorales se ubican por encima de lo que la propuesta ofrece. Lo mismo sucede con el Felt de Neeson. Los diálogos son explicativos casi como si mirasen directo al espectador para remarcarle hechos y circunstancias, lo que termina restando muchísima naturalidad. El ritmo narrativo tampoco es el adecuado. Estas películas de fuertes entramados políticos necesitan de algo vibrante para mantenernos interesados. En "El informante", abunda la parsimonia y los datos arrojados al azar.
Esto asegura un resultado bastante aburrido. Todos estos inconvenientes que presenta "El informante" se acrecientan al ser presentada puertas afuera. La mirada ajena y lejana que se le dará fuera de Estados Unidos a un film de una temática tan interna, colabora en nada en despertar un mayor interés y en comprender varios puntos que son meramente técnicos. Nos queda Neeson.

El actor se sobrepone a varios de sus diálogos de manual, a un lineamiento de su personaje algo superficial. Si Felt tiene carnadura es pura y exclusivamente por su interpretación, cargada de miradas gestos e imposiciones. Liam Neeson, como los buenos vinos, con el tiempo solo mejora.
Landesman, que ya tiene antecedentes en films de tono patriótico político como La verdad oculta y Parkland, no mejora mucho lo presentado en aquellos dos films bastante insatisfactorios. No parece conocer mucho de grises y matices, hay acciones justificadas, y otras que no, punto. "El informante" tiene la gracia de poseer un gran interprete protagónico y correctos actores secundarios.
Pero los desperdicia en medio de un desarrollo sobre explicativo, fato de ritmo y vigor (lo que sobraba en la gran "Todos los hombres del presidente"), y de escaso interés para quienes desconocen los pormenores. Algo nos queda claro, el autoestima de la ciudadanía norteamericana sigue intacta y altísima.