Infiltrado del KKKlan

Crítica de Diego Batlle - Otros Cines

BlacKkKlansman es:

1- Un impecable policial sobre agentes infiltrados lleno de suspenso y tensión.

2- Un ensayo cinéfilo sobre los estereotipos con que Hollywood despreció a los negros desde El nacimiento de una nación y Lo que el viento se llevó en adelante.

3- Una comedia negra, una buddy movie interracial y una historia de amor latente narradas con fluidez y mucha onda.

4- Una reivindicación del movimiento por los derechos civiles.

5- La reconstrucción de una historia real ligada al Klu Klux Klan en la Colorado Springs de los '70.

6- Un homenaje a las películas blaxploitation y a héroes clásicos como Shaft.

7- Un film político con múltiples referencias a la Estados Unidos de hoy y un epílogo descomunal que incluye imágenes de la matanza de Charlottesville y las justificaciones de Donald Trump para avalar a los grupos supremacistas.

8- Una película intensa, entretenida y necesaria.

9- Lo mejor que Spike Lee filmó desde La hora 25 y El plan perfecto.

10- Una temprana candidata a los Oscar.

Ron Stallworth (John David Washington, protagonista de Ballers) es el primer afroamericano en ingresar a la policía de Colorado Springs (“Sos nuestro Jackie Robinson”, le dicen) en una comunidad predominantemente racista en plenos años '70. Y, tras realizar unas tareas burocráticas, convence a sus jefes de infiltrarse junto a Flip Zimmerman (Adam Driver), su compañero judío (¡un negro y un judío!), en las huestes del Klu Klux Klan de la zona.

Spike Lee narra de forma simultánea (por momentos con un excelente uso del montaje paralelo) la lucha de un grupo derivado de los Panteras Negras (liderado por la magnética Laura Harrier en plan Angela Davis, y con una aparición breve y extraordinaria del gran Harry Belafonte), la interna del KKK (cuyo principal referente está interpretado por Topher Grace), las disputas en la policía del lugar por la llegada de Ron y un atentado que es mejor no adelantar, aunque todo parte de crónicas de la historia real.

Imágenes, música, actuaciones y citas políticas se combinan en para una película pletórica de capas e ideas, potente y demoledora, una auténtica “bomba” cinematográfica que el insoslayable creador de Fiebre de amor y locura y Malcolm X hizo estallar en plena Croisette de Cannes. A Donald Trump, con rencor.