El hijo

Crítica de Martín Chiavarino - Metacultura

Sobreprotección y locura

En su segundo largometraje de ficción el realizador argentino Sebastián Schindel, responsable de El Patrón: Radiografía de un Crimen (2014), emprende la adaptación de un galardonado cuento de Guillermo Martínez, Una Madre Protectora, un inquietante relato sobre una progenitora que no deja salir a su hijo y un padre abrumado por las decisiones maternas, cuento largo editado originalmente como relato final del libro de misterio y terror Una Felicidad Revulsiva (2013).

Un talentoso pintor de más de cincuenta años, Lorenzo Roy (Joaquín Furriel), bohemio y alcohólico recuperado, divorciado y con dos hijas que viven en Canadá y que ya no ve desde hace mucho tiempo, comienza a sentirse desplazado de su rol cuando su esposa, Sigrid (Heidi Toini), una bióloga marina noruega con la que se ha casado recientemente, se obsesiona con el cuidado del embarazo y decide traer a una partera de Noruega para el nacimiento. Lorenzo intenta reencontrar su lugar y confirmar su rol a través de la introducción en la ecuación de una pareja amiga, Renato (Luciano Cáceres) y Julieta (Martina Gusmán), pero el clima se torna cada vez más insostenible en la lúgubre casona y Lorenzo explota cuando la madre y la mujer que cuida al bebé, Gudrun (Regina Lamm), intentan impedirle que lo lleve al médico ante un típico episodio de fiebre. De ahí en más el hombre pierde completamente el eje y termina internado en un instituto psiquiátrico cuando no reconoce al niño y denuncia a la madre por haberlo intercambiado.

Con un guión de Leonel D’Agostino, coescritor de Nieve Negra (2017) junto al director Martín Hodara, y el asesoramiento del propio autor del cuento, Sebastián Schindel adapta el relato a través de flashbacks y cambia el punto de vista del narrador creando una historia sobre la sobreprotección, las diferencias culturales y las problemáticas de la maternidad y la paternidad, combinando el suspenso y la psicología con muy buen resultado. El Hijo (2019) utiliza metáforas y alegorías sobre todas las cuestiones que trabaja y hace hincapié en la incomunicación y la extrañeza en un thriller psicológico que por momentos roza el terror. A pesar de la complejidad de la obra literaria original, la película no se empantana en las subtramas y modifica el cuento para fortalecer la funcionalidad cinematográfica del film en una obra con muchas capas que se van revelando de a poco.

El film exacerba el estrés de tener un hijo a partir de los cambios que la paternidad y la maternidad introducen en la vida de los personajes, transformación radical que implica asumir una gran responsabilidad. Schindel también trabaja lateralmente la contraposición siempre presente en nuestra social alrededor de la rigidez y templanza que demanda la ciencia y la plasticidad y la exaltación de la vida por parte del arte a través de las personalidades contrapuestas de la madre y el padre enfrentados por la crianza y el cuidado del bebé, aunque sin encasillarnos. El relato también hace hincapié en el sentimiento de inutilidad del padre y en la falta de conexión del susodicho con el hijo, todos miedos latentes de nuestra sociedad respecto de la reproducción.

El director del documental sobre el Palacio Barolo, El Rascacielos Latino (2012), maneja muy bien el suspenso y la complejidad de la trama y las actuaciones son en general aceptables, destacándose principalmente Regina Lamm en su papel de matrona noruega de antaño. La fotografía de Guillermo Nieto, responsable del rubro en La Luz Incidente (2015), el film de Ariel Rotter, y la banda sonora de Iván Wyszogrod, responsable de la música de Aniceto (2008), el último film de Leonardo Favio, son los principales pilares de una combinación de tensión visual y sonora que la película maneja con destreza técnica para crear una obra que indaga en los límites de la maternidad y la paternidad y qué ocurre cuando estos límites son cruzados desoyendo los mandatos sociales. El Hijo es así un film para adentrarse hipnóticamente en una historia perturbadora donde la locura es puesta en cuestión y lo no dicho y lo fuera de plano son ejes importantes de un relato que da indicios sobre lo que realmente está ocurriendo para que el espectador quede atrapado en la narración y construya en su mente su propia película.