El emperador de Paris

Crítica de Laura Pacheco Mora - CineFreaks

El justiciero parisino.

Un fugitivo que se encuentra siempre bordeando la ley se transforma en un héroe por conocer ambos mundos, no le tiene miedo a nada ni a nadie y no negocia sus convicciones. En este caso se trata de Vidocq, que existió en la vida real y se enfrentó a todo lo que se le cruce en su camino con tal de obtener su libertad en búsqueda de justicia.

En L´Empereur de Paris (2018) el director elige el Imperio de Napoleón como contexto histórico para desarrollar esta biopic sobre François Vidocq (Vincent Cassel), el único hombre que se ha escapado de las prisiones más grandes del país que se convirtió en una leyenda en París. Tras ser dado por muerto luego de su última espectacular huida, el exconvicto intenta camuflarse como un simple vendedor de telas. Sin embargo, su pasado lo persigue y es atrapado. Acusado de un crimen que no cometió, el astuto Vidocq le ofrece un trato al jefe de seguridad y se une a la policía con el fin de atrapar a los más peligrosos delincuentes a cambio de su libertad.

El emperador de París cuenta con un enorme despliegue de producción y gran cantidad de extras para las escenas de acción logradas de manera impecable. Un reparto excepcional que acompaña a Cassel, ya sea como aliados o enemigos; el vestuario, las locaciones, la reconstrucción de la época (principios del S. XIX) y el acierto del director Jean-François Richet al elegir que su protagonista Vidocq sea interpretado por el gran y multifacético Vincent Cassel, conforman un film digno de contemplar en pantalla grande. Cabe destacar que no es la primera vez que trabajan juntos y esa conexión se traslada al espectador; por otro lado, ya se han realizado largometrajes sobre este personaje que Richet trae de vuelta al cine. Cassel construye un personaje poderoso, se luce cómodo en el papel, sin dudas es el actor ideal para un héroe/anti-héroe, con el que nos sentimos identificados. La fotografía es sublime, la dirección de actores, la música, escenografía y puesta en escena en general resulta atractiva y muy elegante, es el esperado cine francés ambicioso y a la altura de lo que ofrece.

El comienzo auspicia derramamiento de sangre y a su vez, la esperanza que brinda la fluidez de mar para Vidocq, un hombre en busca de justicia, de carácter irascible. Nunca aceptó la falsa acusación y por eso no dejó de escapar. Se convirtió en el hombre más buscado en Francia, supo ganarse una reputación que le permitió obtener el respeto de las autoridades y el nuestro. Se aconseja ver en pantalla grande.