El dictador

Crítica de Rodolfo Weisskirch - A Sala Llena

Primavera para Aladeen y Wadiya

Sacha Baron Cohen entró a Hollywood por la puerta grande pero con una película muy chica llamada Borat. No hace falta explicar que era, porque fue un sorpresivo éxito de taquilla y crítica mundial por combinar humor político, comedia negra con estética documental y humor escatológico.

Dos años después repitió fórmula con Brüno, donde seguía con la estética de falso documental, pero evitando que se genere controversia con aquello que era real y aquello que estaba ficcionalizado. Brüno era obviamente más falsa que Borat, y acaso más jugada en humor escatológico. Sin embargo, era un idea que se agotaba muy rápido. El ingenio no estaba a la altura de la predecesora...