El destino de Júpiter

Crítica de Rolando Gallego - El Espectador Avezado

Independientemente de la ansiedad que detrás de "El Destino de Júpiter" (USA, 2014) se había generado, hay una particular sorpresa en el filme que es, al igual que lo trabajo "Guardianes de la Galaxia" (USA, 2014), la de no tomarse en serio a sí misma y potenciar los tópicos clásicos de las películas se ciencia ficción.
The Wachowski (Lana y Andy toman “La Cenicienta” para chocarla con “Matrix” y “Star Wars” y el resultado es una película dinámica y fluida que gracias al buen nivel actoral y la pirotecnia de efectos especiales construye un sólido producto que los devuelve al público masivo sin la solemnidad de "Cloud Atlas" ni el artificio de "Meteoro", para citar sus últimos filmes. Júpiter (Mila Kunis) es una joven inmigrante que se pasa los días limpiando casas junto a su madre y su tía.
Cansada de su rutina y despotricando en todo momento por la suerte que le toco, el destino querrá que alguien en el universo escuche sus quejas. La tierra es uno de los planetas que en herencia los hermanos Abrasax recibirán, pero este territorio en realidad le pertenece a Júpiter por lo que enviaran a Caine (Channing Tatum en plan Star Lord) a buscarla para así poder otorgarle lo que le corresponde muy a pesar de alguno de ellos.
Película que aprovecha el contraste entre mundos, y básicamente la ciencia ficción para reírse de algunas cuestiones "humanas" anquilosadas como la burocracia (basta sino como muestra la escena de Júpiter recorriendo dependencias para conseguir su título nobiliario) "El destino de Júpiter" es un gran espectáculo que reclama gran atención por parte del espectador.
Ninguna escena esta librada al azar y si algún parecido con "Guardianes de la galaxia" asoma es justamente por su capacidad para generar un corrosivo filme que en el clásico de Charles Perrault no solo vislumbraron el potencial de reinventar, tal como lo hicieron en la trilogía "Matrix" un discurso novedoso.
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Ayuda mucho al disfrute de "El Destino..." la paleta de colores con la que plasmaron las imágenes, y claro está, las actuaciones de Kunis y Tatum, a quienes todo el tiempo se los ve disfrutando y aprovechando la oportunidad que The Wachowski les dieron. "El Destino de Júpiter" es un espectáculo visualmente grandioso, con excesos, como les gusta a los directores (basta como muestra la escena de la fiesta dionisiaca a la que esta entregado Douglas Booth), porque justamente saben que en ese desborde o pueden sumar adeptos o todo lo contrario.
Ellos se arriesgan a contar sus historias y a crear, como ya lo hicieron en filmes anteriores, una serie de aditamentos que permanecerán en el imaginario de la cultura popular como índice del film (¡quiero un par de botas voladoras!). "El destino de Júpiter" es el gran regreso de The Wachowski al género que los catapulto a la fama y del cual nunca deberían haberse ido.