El cuervo

Crítica de Pablo E. Arahuete - CineFreaks

El monstruo interior

El cuervo no es una biopic sobre Edgar Allan Poe pero abraza la mística de este eximio poeta y escritor del siglo XIX y se contagia de las atmósferas lúgubres descritas con poesía en cada uno de sus macabros relatos por lo que realza al personaje al confrontarlo con el monstruo de su propia creación: un ávido e inteligente lector y admirador secreto que lo desafía tanto intelectual como corporalmente a que lo atrape recreando asesinatos brutales que copian escenas de sus cuentos.

Esa yuxtaposición de policial gótico, ambientado en Baltimore en los últimos días del poeta y escritor que a los 18 años abandonó a la familia que lo había adoptado y cuya muerte a la temprana edad de 37 años todavía sigue siendo un misterio, con aspectos relacionados a la biografía de Poe forman parte del andamiaje que el realizador James MC Teigue construye y maneja con solvencia al lograr mantener la atención del espectador y el misterio sobre la identidad del asesino serial que acecha la mente de Poe y de su cazador: el detective Fields.

Así, referencias directas a obras reconocidas como El pozo y el péndulo, El corazón delator, La muerte de la máscara roja, Los crímenes de la calle Morgue, por citar sólo algunas –hay otras que aquellos espectadores familiarizados con sus cuentos encontrarán seguro- operan como postales espeluznantes y capítulos del derrotero del psicópata en cuestión, quien como todo buen villano y antagonista de fuste sembrará las pistas para aproximarse al rescate de la joven y bella Emily (Alice Eve), futura prometida de Poe, raptada, cuya vida depende de la sagacidad del detective (Luke Evans) y del mismísimo autor de El cuervo en una carrera contra el tiempo.

La interpretación de John Cusack en la piel de Poe es despojada de lo que podría considerarse una copia fiel de acuerdo a los datos biográficos pero tiene una impronta de héroe romántico y trágico a la vez, así como del tormento que implicaba vivir para el poeta, cuya existencia siempre estuvo signada por la muerte, el deterioro producido por el alcohol y su genio incomprendido para la época.

Cusack se vale de su habilidad para cambiar de máscara en un segundo pasando de la ternura o la tranquilidad a la ira o violencia que caracterizaban al Edgar Allan Poe que describen las biografías o las anécdotas perdidas en el tiempo. El director de V de venganza construye desde lo imaginario y la ficción con datos biográficos el ocaso de un escritor maldito, que gracias al sueño de la razón produjo tantos monstruos como historias macabras maravillosas.