El chef

Crítica de Pablo O. Scholz - Clarín

En la comedia hay nobleza

El salón, con cúpula vidriada del Grand Hotel, frente a la Opera de París, permite ver cómo se desliza la lluvia. Daniel Cohen debe ser buen director de comedias, porque apurando su café no deja de sonreír. “Conozco poco de la cultura argentina... Sé poco de fútbol, pero estoy atraído por Buenos Aires. Nunca estuve, me atraen el tango, desde lo cultural, y, uf, oí tanto de los asados...”.

El chef, que se estrena el jueves, tiene a Jean Reno como el personaje del título, y a Michaël Youn como un amateur que sueña con ser chef. Todo, en tono de comedia con el típico gusto francés.

¿Cuál es el lugar de la comedia en el panorama del cine francés?

Importantísimo. En general es el género con las películas mas fáciles de producir. Hay un pedido de los productores: es lo más fácil que se puede financiar. Y claro que hay distintas comedias, de gran público y más elitistas.

Se suele decir que es más fácil hacer drama que una comedia.

Sí, totalmente. Hay una mecánica muy rigurosa y muy inmediata con la comedia, que es muy difícil de poner en situación. O sea que si la película ya no hace reír en el set, es difícil que luego haga reír en la pantalla. Entonces la adecuación del ritmo, del gag, es una arquitectura difícil de construir, y en ese aspecto es más difícil que un drama.

Mel Brooks decía que escribía un gag, y si la quinta vez que lo leía, se reía, quedaba. Si no, lo sacaba.

Uh, me encanta Brooks. Crecí con El joven Frankenstien. Me parece una frase muy buena, muy acertada. Porque a pesar de que la comedia sea un género más bien despreciado, de todos modos implica una escritura muy, muy controlada, dominada. Veo cierta nobleza y grandeza en la comedia.

¿Jean Reno y Michaël Youn tenían que ceñirse al gag, al guión?

Respetaban lo que estaba escrito, bastante, pero lo que hacíamos era juntarnos los fines de semana releer, reescribir, hablarlo juntos, ensayar y luego cando llegábamos al set se mantenían en lo que había quedado. Obviamente si alguna magia surgía, se conservaba, pero por lo general estaba super encuadrado.

Los protagonistas son hombres de principios, cuando se van de cuadro es cuando las cosas les van mal. ¿Es la moraleja que busca dar la película?

Una de las ideas de partida de la película era que hay un profesional, muy profesional, que desea volver a cierto estatuto de amateur, y al contrario, hay un amateur que ambiciona volverse profesional. Y quizás éste sea el principio que evocás, o que la película quiere evocar. Y el hecho de que cambian durante el transcurso de la película, van a invertir las curvas, digamos, eso es lo que crea lo cómico.

No engañar a la realidad...

Efectivamente, proviene más del hecho de que la pasión causa problemas, sea cual sea la pasión. Se ve que uno tuvo dificultades en educar a su hija, y esa pasión por la hija le causo problemas, y el otro empieza a mentir justo en el momento en que le surge poder ser chef, algo muy importante en su vida.

Reno tiene versatilidad, se luce en drama, thriller y comedia. ¿Por qué lo elegiste?

Fuera de su presencia y sus grandes películas, también tiene una cara de gran actor de comedias. Hizo Los visitantes del tiempo, es un gran comediante, y sobre todo lo elegí porque para hacer reír hacen falta los dos payasos, el blanco, el de las payasadas, y el payaso serio, el que mira al otro hacer las payasadas, y que tiene que tener carisma, autoridad y credibilidad. Y él lo da perfectamente.

¿Con qué comediante del cine francés te hubiera gustado trabajar?

Nunca pensé en semejante pregunta, pero Lino Ventura, que frente a Jacques Brel en L’emmerdeur tiene ese aspecto que tiene Jean Reno, de mirar al otro hacer las payasadas... Y sino Yves Montand, Louis de Funes, Fenandel. Seguramente el capo de la lista es Funes, que se presenta como un extraterrestre, porque es todo íntegro, de una sola pieza.