El auge del humano

Crítica de Rodrigo Chavero - El Espectador Avezado

Opera prima de Teddy Williams de gran recorrido festivalero, profundamente conectada con el concepto del cine como artefacto social artístico, llega al Museo de Bellas Artes, "El auge del humano",obra engañosa que parece conceptual, y en la que el director, continúa la línea de sus cortos anteriores y construye un film a partir de tres segmentos distintos.
Sí, están conectados entre sí, desde ya. Pero cada uno forma parte de una geografía distinta y de una "tribu" única. Rodados en Argentina, Mozambique y Filipinas, respectivamente, estas tres micro historias funcionan independientes y se conectan por una secuencia casi inocente: de un lugar a otro viajamos para ver siempre, pequeños núcleos de sujetos jóvenes, tratando de enfrentarse a la dura supervivencia diaria y en contextos donde la falta de dinero, la comunicación y el sexo se conjugan para mostrar un mensaje duro en estos tiempos que corren...
No son épocas estables para los adolescentes y adultos jóvenes. La época de la previsibilidad terminó, y lo sentimos globalmente. Williams se encarga de mostrarnos tres cortos registrados con distinto formato y atmósfera similar.
Camara en mano, el cineasta nos invita a adentrarnos en escenas algo sórdidas y crudas, así como charlas triviales y despreocupadas, en grupos etáreos de distintas partes del globo. Recorreremos una Buenos Aires oscura, una región africana con dinámica propia y singular y una última que nos posiciona en un hormiguero para terminar en un lago en Filipinas...
El problema con la unidad del producto final es que no sentimos que haya demasiado hilo narrativo (casi diría que esto es inexistente), ni tampoco rubros técnicos sobresalientes. Tampoco es un cine de apreciación directa, sino que conecta con el valor puro del arte, a la manera de muestreo de una realidad, pero lejos de la estructura general de cualquier pelicula, incluso las documentales.
Es aspera y tiene un carácter puramente experimental. Lo cual no cautivará a amplios sectores del público, dado que este género tiene pocos adeptos en el circuito comercial tradicional.
Si creo que Williams es un director sensible y emparento más su cine con expresiones artísticas... o cuasi instalaciones (diría) que con algo parecido a lo que cada jueves se estrena en salas locales. Alguien dijo de su obra que es una "inmersión sensorial", y tal vez, sea una definición justa para "El auge del humano".
En lo personal, no me gustó lo que ví en sala, pero quizás en el marco de un Museo o una galería de are, seguramente tendría otra impresión.