El artista anónimo

Crítica de Jessica Johanna - El Espectador Avezado

Dirigida por Klaus Härö y escrita por Anna Heinämaa, “El artista anónimo” es un drama finlandés que narra la historia de un vendedor en una pequeña galería de arte que no vislumbra con mucho más futuro.
Cuando en una subasta aparece un retrato sin firmar, se pone a investigar y cree descubrir que pertenece a un importante pintor, el ruso Ilya Repin. Esto lo lleva a ofrecer una cantidad de dinero que no tiene y que le costará recopilar con la esperanza de luego revelar la identidad y poder venderlo en una suma al menos diez veces mayor.
El film va narrando de a poco cada una de las peripecias con las que el veterano protagonista se va encontrando, y aparece otro costado de la trama, más personal, con la aparición de su nieto.
Ese muchacho al que no veía hace años le pide trabajo y luego se convertirá en su mayor cómplice, ayudándolo en cada uno de estos pasos. Primero lo que concierna a la investigación sobre la procedencia de esa pintura, luego cuando haya que conseguir el dinero para la subasta, que terminará siendo una suma mayor a la planeada.
En el medio se encuentra por primera vez rearmando vínculos familiares que se encontraban rotos. Volver a compartir un almuerzo con su hija y su nieto lo enfrenta a todo aquello que perdió, que dejó atrás.
Ella le reprocha no haber estado nunca, sobre todo cuando más lo necesitaba. Él, siempre enfrascado en su meticuloso trabajo, no supo darse cuenta de cómo se iban evaporando los vínculos hasta que de repente éste ya no existía más.
Tres generaciones distintas intentando llevarse bien entre ellas. Este drama ligero consigue fusionar la historia principal sobre la aparición de este misterioso cuadro y la personal del hombre.
Construido a través de pequeños momentos, algunos un poco más enfocados en lo sentimental, el film mantiene su interés hasta el último minuto. Hay un buen balance entre el retrato del mundo de las subastas y las galerías de arte que intentan mantenerse a flote, y la historia de un hombre que no pudo balancear él su vida personal y laboral.
Si bien “El artista anónimo” no termina siendo ni una de misterio ni un drama familiar, resulta una película sólida sobre una búsqueda que puede ser la misma. Es un film bien construido, sin artificios quizás con la excepción de algún momento subrayado para apelar a lo emocional.
Y, además, que no es poco, resulta una oportunidad casi única de ver cine finlandés en la cartelera.