El acto en cuestión

Crítica de Paraná Sendrós - Ámbito Financiero

TRAS 22 AÑOS, AL FIN SE ESTRENA "EL ACTO EN CUESTIÓN" , LA OBRA MÁS INSPIRADA Y MÁS PORTEÑA DE ALEJANDRO AGRESTI

Gozoso film, entre cuento universal y burla rioplatense

Unos 20 años, "El acto en cuestión", aventura de un mago que hace desaparecer cosas y personas, les abrió la cabeza a unos cuantos que hoy escriben o viven del cine. Auténtica rareza de escasas exhibiciones en el país (una vez en la Lugones, dos en Cronistas, luego un largo olvido, copias vhs para iniciados, crecimiento del mito, etc.), el año pasado sus admiradores de la revista "Haciendo cine" impulsaron todo un trabajo de rescate, restauración del sonido, limpieza de la imagen, etcétera. Así se presentó en los festivales de Mar del Plata y Bafici, y ahora al fin se estrena. Precisamente, la revista cumple 20 años y lo celebra de esta manera.

¿Valió la pena el trabajo? Por supuesto. Basta ver los primeros cinco minutos, fascinantes, de ostentoso talento, y otros cuantos más, desperdigados a todo lo largo, gozar de su exquisita fotografía en blanco y negro recorriendo lugares perdidos y rostros perdidosos, percibir su clima de fábula ácida, con diálogos y personajes casi arltianos, los ecos de Macedonio Fernández, la narración canyengue sobre fondos de la Vieja Europa, la música con insertos confesos de Gardel y Corsini e inconfesos de Milhaud, Spinetta y otras fuentes inesperadas. Todo eso muy bien armado, metatextual y jodón (no hay sinónimos), cayendo a veces en lo escatológico y neurótico (único defecto), entre cuento universal y burla rioplatense, para desnudar la pesadilla de cualquier artista: ninguna idea es nueva, de algún ejemplo olvidado nos viene la inspiración. Y alguien del público puede saberlo y evidenciarlo. Pero el sentimiento del artista, ése sí es enteramente propio.

Pocas veces Alejandro Agresti se mostró más porteño, y más inspirado. Pueden preferirse otras obras suyas, como "El amor es una mujer gorda", "Un mundo menos peor", "Valentín", pero "El acto en cuestión" ocupa un lugar de privilegio. Pocas veces, también, una producción europea se rindió enteramente al ingenio criollo. Porque este film lo costearon dos empresas holandesas, y el equipo técnico fue mayormente integrado por directores de arte que venían de trabajar con Greenaway, etc. Pero los artistas en escena son nuestros (el recordado Carlos Roffé, Lorenzo Quinteros, una jovencita Busnelli, Poves Campos), el fotógrafo es Néstor Sanz, la narración es típica de estos lares, su (mal) humor también, y el autor. Vale la pena.