Dumbo

Crítica de Walter Pulero - Cinergia

Y voló, voló…

Tomar una película animada y llevarla al lado del live action no es una novedad para Disney, ya desde hace algunos años (y sino pueden escuchar nuestro podcast donde largo y tendido hablamos al respecto). Pero el caso de Dumbo es muy particular. Acá había que hacer un film distinto y sin perder la identidad de la original. Y además no perder de cerca de que la película de 1941 fue la que prácticamente sacó de la bancarrota al Estudio de Walt, luego de los fracasos en taquilla que le significaran Pinocho y Fantasía. Es sabido que Dumbo no llegará para salvar hoy a la compañía porque los números año a año le dan en verde, pero al revivir el clásico luego de 78 años tampoco es la intención obtener pérdidas. Es así que Disney contrató al visionario Tim Burton para llevar a las salas de cine la esencia de la película pero una versión totalmente distinta.

Dumbo arranca con dos niños, Milly (Nico Parker) y Joe (Finley Hobbins), en el andén de un tren esperando la llegada de su padre, quien sirvió para el ejército en la guerra. El veterano Holt (Colin Farrell) regresa para reencontrarse con sus hijos y volver al circo de los Hermanos Medici, a cargo de Max Medici (Danny DeVito), donde era domador de caballos.

Allí Holt se entera que el dueño del circo compró una elefanta embarazada, con la intención de ganar dinero con un elefante bebé… pero la sorpresa llega cuando se siente estafado porque el elefante recién nacido tiene grandes orejas. Rápidamente los niños se hacen amigos y descubren que con sus grandes orejas puede volar. Luego aparece en escena Vandemere (Michael Keaton), dueño del circo más grande de Estados Unidos en ese momento y le propone a Medici asociarse y transformar en Dumbo en una estrella.

En esta película la historia ya no transcurre tanto en el mundo del pequeño elefante de orejas grandes, sino en el de los humanos. Las consecuencias de la guerra, el amor y el odio, el dinero y el capitalismo, los lazos familiares. Por ejemplo, si bien existía en la película de 1941 el dueño del circo, era un personaje que aparecía muy poco. Acá lo vemos como principal.

La Dumbo de Burton es emotiva, extravagante, cómica y tierna. Se apostó menos a la oscuridad gótica que acostumbra el realizador y más a un relato cargado de aventuras y colores vivos. Los homenajes a la versión original son claros pero muchas veces transformados para las nuevas generaciones, manteniendo el mismo espíritu. Posiblemente se haya desaprovechado el personaje de Eva Green entre tantos que nos muestra la historia.

El CGI del elefantito es impactante: nadie puede dejar de sentir compasión por él y su madre, por el bullying que sufre a cada paso o cada vez que está a punto de realizar un truco y algo hace que no esté por lograrlo. Esta nueva película tiene vuelo propio y el director supo apoderarse de ella, dejándonos seguir jugando con esa misma ingenuidad de 1941, que si soñamos todos podemos volar.