Dumbo

Crítica de Juan Ventura - Proyector Fantasma

La nueva remake de Disney recupera el clásico de 1941 con mucha corrección y sin mucha audacia. Tim Burton se encarga de darle vida a una fábula que mantiene los ejes temáticos de la original (la discriminación, la aceptación personal y la búsqueda de encajar en la comunidad tal cual se es) pero sumando un repertorio de nuevos personajes y líneas argumentativas. Un blockbuster ameno, entretenido, pero al que le falta ese “no sé qué Burtoniano” con el que el director de El Joven Manos de Tijera suele -¿O solía?- deleitarnos.
Origen: Estados Unidos; Año: 2019; Dirección: Tim Burton; Guion: Ehren Kruger; Fotografía: Ben Davis; Edición: Chris Lebenzon; Música: Danny Elfman; Elenco: Colin Farrell, Michael Keaton, Danny DeVito, Eva Green, Alan Arkin; Distribuidora: Disney; Duración: 112 minutos; Calificación: Apta para todo público; Estreno en Buenos Aires: 28 de marzo de 2019.

Paquidermos en color (y en live action). La nueva remake de Disney es la clásica propuesta pensada para la familia a la que se le quita todo elemento disruptivo que pudiera llegar a generar algún tipo de conflicto en el espectador. Si, es efectiva, funciona, pasás el rato, te divertís y te llevás una moraleja, pero por momentos se vuelve demasiado convencional, como si buscara constantemente ir a lo seguro.

¿Es esto criticable? No necesariamente. De hecho, la película es correcta en todos sus rubros técnicos y se nota que fue realizada con mucho oficio. No obstante, su “falta de ese algo más” (que en cualquier otra película bien podría pasar desapercibida) adquiere notoriedad en Dumbo porque quien está detrás de cámara es alguien ubicado en las antípodas de todo convencionalismo. En ese sentido, Tim Burton, que siempre le imprimió una impronta única e inconfundible a sus películas (ya sea desde el plano estético, temático, o desde la singularidad de los personajes que retrata), aquí no logra plasmar el potencial que todos sabemos que tiene.

Una pena, porque el elefantito orejudo pertenece a esa tipología de personajes que Burton tanto aprecia (seguramente por ello eligió dirigirla), a saber: seres introvertidos y vulnerables que sufren algún tipo de trauma (en este caso, Dumbo es separado de su madre al nacer) y que además deben soportar el bullying y la intolerancia de una sociedad que no los acepta por ser diferentes (pienso en El Joven Manos de tijera o en Edward Bloom, el protagonista de El Gran Pez).

Por eso, quizás lo más adecuado antes de ver la película sea moderar las expectativas. Es momento de aceptar que Tim Burton ya no es lo que era (aunque de a ratos nos sigue regalando innegables pinceladas artísticas), y exigirle a Dumbo que esté a la altura de las grandes obras de su carrera sería un poco injusto. Por el contrario, si logramos disfrutarla en sus propios términos, la impresión final puede ser muy diferente.

La historia se sitúa a comienzos del Siglo XX, en un decadente circo de variedades regentado por el gran Max Medici (Danny DeVito, en una gran interpretación). Allí, pronto nace un elefante con orejas enormes que inmediatamente se convierte en objeto de burla para los demás. Sin embargo, la ex-estrella de circo Holt Farrier (veterano de la primera guerra mundial que perdió un brazo y no puede volver a hacer su número tradicional) y sus hijos Milly (Nico Parker) y Joe (Finley Hobbins) -que tienen a su cargo el cuidado del paquidermo- rápidamente descubren el don de Dumbo: sus orejas desproporcionadas le permiten volar, por lo que pronto se convierte en la atracción principal del convite circense.

Pero dicha fama no pasará desapercibida: el excéntrico empresario V.A Vandevere (Michael Keaton, en un papel muy gracioso y caricaturesco) decide contratar a toda la compañía de Medici y llevarlos a vivir en su parque de diversiones, Dreamland. Obviamente, las cosas no son lo que parecen y habrá más de un secreto que se irá revelando en torno a esta enigmática figura.

El foco de la película no solo está puesto en las peripecias de Dumbo por aceptarse tal cual es, sino también en los problemas de la familia Farrier para reinsertarse en la sociedad luego de la muerte de la madre de Milly y Joe a manos de una enfermedad. En este aspecto, el encuentro entre el paquidermo y la familia representa la unión de seres dañados que buscan superar juntos las dificultades que padecen.

Desde ese punto de vista el filme funciona, y también lo hace en relación a los efectos especiales y a la banda sonora. Por otra parte, las actuaciones de Danny DeVito y Michael Keaton (con roles de héroe/villano invertidos en comparación con Batman 2) suman momentos de calidad que se agradecen.

En resumen, si no se le pide demasiado, la nueva entrega de Dumbo es aceptable y entretenida, aún cuando los elementos más recordados de la original (animales parlantes, elefantes borrachos y secuencias psicodélicas, por ejemplo) están muy dosificados o directamente ausentes.