Dragon Ball Super: Broly

Crítica de Guillo Teg - El rincón del cinéfilo

Tres años después del último lanzamiento de la saga Dragon Ball es cierto que no hay nada nuevo bajo el sol, pero al menos algo de coherencia se ha recuperado para esta nueva entrega luego del fiasco “Dragon Ball: la resurrección de Freezer”, (crítica puede encontrar en http://www.elrincondelcinefilo.com.ar/critica.php?id=51113)

Esta vez, pensando siempre en los deseos de los millones de fanáticos, los productores de la franquicia creada en la década del ochenta por Akira Toriyama, decidieron ir a por un personaje emblemático y de culto, con poca aparición a lo largo de más de treinta años, pero dueño de una mística especial dentro de este universo. Así se justifica el estreno de “Dragon Ball Súper: Broly”

Hace muchos años, el Rey Vegeta desterró injustamente a Broly, cuando era chico, conminándolo a un planeta lejano. Rescatado por Frieza, el villano insólitamente resucitado en la entrega anterior, Broly es entrenado como un arma super-rencontra-cósmica-mortal-letal y que, por supuesto, ha de enfrentarse al guerrero Goku y al propio Rey Vegeta. Como siempre, las leyes de la física no aplican aquí y el imaginario del animé, sólo pasa por el guión ya que, excepto por las mejoras técnicas a lo largo de los años, la estética permanece intacta

La película de Tatsuya Nagamine tiene, respecto de su inmediata antecesora, el decoro para tomarse unos diez, doce minutos, para hacer un resumen concreto y conciso sobre el universo de éste manga japonés como para que ningún espectador se quede afuera. Máxime considerando la gigantesca producción, hasta hoy día con más de 20 producciones no necesariamente concatenadas. Y así como esta virtud se puede agradecer, tal vez resulte empalagosa la gigantesca parafernalia desplegada en la batalla que todos quieren ver. Casi treinta minutos de combate final con destellos brillantes y efectos sonoros que seguramente dividirán las aguas entre los fanáticos ortodoxos y los iniciados que puedan sentir, no sin razón, que es demasiado.