Dos tipos peligrosos

Crítica de Pablo O. Scholz - Clarín

Una diversión extra retro

Ryan Gosling y Russell Crowe son una pareja como las de antes en esta gran comedia de acción, bien setentista.

El género de las películas de buddies o compañeros, por lo general policías, tiene en Dos tipos peligrosos un bienvenido aggiornamiento, aunque todo transcurra en 1977, en una Los Angeles bastante distinta a la actual y los protagonistas sean Holland March, un detective privado (Ryan Gosling) y Jackson Healy, un golpeador, más que matón, a sueldo (Russell Crowe).

Ambos se cruzan y se asocian tras la búsqueda de Amelia, una chica que participó en un filme experimental y artístico (una porno) y hay muchos interesados en encontrarla. Varios de los que participaron en la película están siendo asesinados, así que hay que actuar con premura.

Hay mucho de parodia, no sólo a los ’70 sino al cine de la actualidad, ya que por el ritmo y el desarrollo de las peleas el espectador siente que está ante un dibujito animado. Holland March parece (y lo dice) un superhéroe irrompible, como los muchos que hoy pululan por las pantallas de los multicines. En ese sentido, Dos tipos peligrosos se adelanta a su época...

También March y Healy parece que no duermen nunca, y si uno resuelve todo más a las piñas, el slapstrick o humor físico es el que predomina.

Desde pasar un revólver a un compañero y en el intento tirarlo por una ventana, a disparar forcejeando y matar a gente inocente, todo lleva a la risa fácil, la broma cursi y hasta el homenaje literal a Abbott y Costello cuando encuentran un muerto (uno de tantos).

Y hay algo de amor por lo retro en el filme de Shane Black, que se propuso hacer una película como las que hoy no se hacen, pero con lenguaje subido de tono y acciones políticamente incorrectas. Porque lo que es central (la relación entre los personajes de Gosling y Crowe, más la hija del primero) podría ocurrir en el presente, o en cualquier década, pero que sea en los ’70 le sirve al guionista de la primera Arma mortal para demostrar su amor por el viejo cine.

Ejemplo: crucial para el desarrollo de la trama es conseguir una película. No un DVD, no un DCP, sino una lata que contiene el filme en celuloide. Y ahí está Kim Basinger con menos arrugas que en los años ’70 para demostrarlo… Divertida aunque tal vez un poquito extensa, Dos tipos peligrosos es más comedia que filme de acción, aunque haya tiros, peleas y caídas.