Dos son familia

Crítica de Jessica Johanna - El Espectador Avezado

na remake francesa de una película mexicana, “No se aceptan devoluciones”, del 2013 y dirigida por Eugenio Derbez. En este caso, el encargado de trasladar la historia a Europa es el director y guionista Hugo Gélin.
En “Dos son familia” nos presentan a Samuel (Omar Sy), un hombre que vive como si no hubiera mañana, entre fiestas y mujeres muchas veces simulando ser alguien que no es. Pero entre vivir sin planes, surge otro que le cae de prepo y con el que nunca se hubiese imaginado tener que lidiar.
Una joven a la que conoció hace un año se le aparece con un bebé que clama ser de él. Se la nota alterada, perdida pero al mismo tiempo segurísima de lo que está haciendo, y desaparece dejando a ese bebé con él ante la reacción de un Samuel que no entiende qué está pasando.
“Soy un niño. No se le confía un niño a otro niño”, exclama él intentando llegar a ella que escapa inmediatamente a Londres. Él la sigue, desde otro vuelo, pero al llegar allá no la encuentra. Entonces se ve solo y con un niño en brazos. Por suerte, después de verse en un lugar desconocido, un encuentro casual con un joven le brinda un trabajo nuevo y, de a poco, una amistad incondicional. La trama de “Dos son familia” es simple pero recargada. El tiempo pasa y Samuel cría a su niña brindándole una vida llena de juegos y diversión. Y como su prioridad es que no sufra, le inventa una vida a esa madre que no está, haciéndola pasar por una espía que viaja por el mundo. Sabe que esa bola se va volviendo cada vez más grande pero no puede romperle el corazón a esa niña que le hizo conocer algo que no creía posible para él.
La madre luego va a reaparecer y querer recuperar el vínculo perdido y así la película va transitando por territorios conocidos, juicio incluido. “Dos son familia” es una comedia dramática. Por momentos se apuesta al humor exagerado (Omar Sy se entrega con todo el cuerpo al doble de riesgo en que rápidamente se convierte) y por otros a un drama con ciertos lugares comunes y golpes bajos.
Una combinación peligrosa que si no termina de funcionar es por lo poco genuino que resultan algunos de los puntos de giro. “La vida no es una diversión ni un parque de atracciones”, va a tener que aprender Samuel mientras descubre la importancia de ciertos vínculos, que ser padre es mucho más que simplemente engendrar a una criatura.
El gran atractivo del film termina recayendo en la química que hay entre Omar Sy y Gloria Colston, quien interpreta a la niña de mismo nombre. Muchas de sus escenas sí desprenden una naturalidad que no encontramos durante gran parte de la película.
Clémence Poésy es la actriz encargada de interpretar el no sencillo papel de esta madre que aterrorizada de sí misma deja a su bebé con un desconocido, con su padre, pero alguien de quien no sabe nada.
Quizás hubiese estado interesante que entre tanto drama se profundizara un poco más en el suyo, en esa inestabilidad que la llevó a tomar tan drástica decisión, que la construcción de ese personaje no fuese tan fría.
Aun así su secundario permite que la atención se centre en el vínculo padre-hijo, algo que no tiene por qué ser propio sólo de la mujer.
Entretenida y sentida película, “Dos son familia” toca fibras sensibles pero lo hace de un modo bastante impostado. El resultado termina siendo bastante desparejo, luciéndose mejor en la comedia que en el drama con el que tiñe especialmente el último tercio del film.