Diablo

Crítica de Santiago García - Tiempo Argentino

Con la dignidad del cine clase B

Policial con humor y mucho absurdo sobre un campeón de boxeo retirado y en decadencia que se encuentra con su ex novia y varios personajes inverosímiles. Hallazgo de fin de año.

El cine argentino tuvo en su edad de oro una fuerte tradición de cine de género, pero luego de la era industrial, nuestra cinematografía se fue volcando hacia otra clase de películas. Si bien muchos cineastas coquetearon con películas de género con espíritu clase B, pocos lograron hacerlo con dignidad. Y es justamente la dignidad lo que define a Diablo. La película de Nicanor Loreti se concentra en la figura de El Inca del Sinaí, un ex boxeador, hijo de un peruano y de vientre judío que se ha retirado del boxeo por haber matado a un contrincante en una pelea. Este campeón retirado (gran trabajo de Juan Palomino) está durmiendo en su desordenada y decadente casa cuando recibe un llamado de su ex novia diciéndole que se quiere encontrar esa tarde. Pero ese es solo el comienzo, porque antes de que ella llegue van a aparecer varios personajes, todos por culpa de su primo, que parece haberse metido en un gran problema. Policial con humor y armado con intencional inverosimilitud, Diablo juega con alegría a divertirse. Como los buenos films clase B, su absurdo no es sinónimo de baja calidad. Con muy pocas locaciones, pero muy bien aprovechadas –la mayor parte del film transcurre en la casa del boxeador– la película tiene ritmo, buenos chistes, divertidas vueltas de tuerca y verdadera habilidad narrativa. Se comparará a Diablo con Tarantino o Guy Ritchie, pero yo la compararía más con el cine clase B europeo de décadas atrás, ese que llegaba bastante seguido a las salas de Argentina. En un momento el primo del protagonista dice "Hay que volver al Colonial", refiriéndose al mítico cine de Avellaneda, donde todo ese cine, y mucho cine erótico solía formar parte de la programación. En algún sentido, la película cumple con el pedido del personaje. Diablo es una muestra más de la diversidad que tiene el cine argentino actual, donde hasta un entretenimiento como este tiene espacio y lo ocupa con indiscutible calidad.