Diablo

Crítica de Pablo Raimondi - Clarín

Justicia diabólica

La historia de un boxeador frustrado que mató a un rival es el pretexto para esta comedia negra en la que abunda la sangre.

Un boxeador que besa la lona de la frustración, del abatimiento, al matar a un rival en un combate, ese es Marcos Wainsberg, el Inca del Sinaí. El rústico personaje de Juan Palomino en Diablo , de Nicanor Loreti, muestra su costado más salvaje, casi desconocido.

La sorpresiva llegada de Hugo (Sergio Boris), primo del pugilista, con su camisa manchada de sangre, es un aviso de que se avecinan tiempos violentos para los dos. Exactamente tres horas donde pasará de todo: violencia, muerte, torturas, delirios bizarros, humor y sangre, mucha sangre, con algunas escenas no aptas para estómagos y retinas sensibles La tensión entre Marcos y Hugo crece en base a sospechas y silencios de este último, quien carga con negocios turbios y además se conecta “orgánicamente” con un viejo moribundo. Pero el personaje que quiebra el argumento y le inyecta vértigo y muchas risas a Diablo es Café con leche, la eléctrica caracterización de Luis Aranosky. El absurdo y la adrenalina en parejas dosis, tributo al Guy Ritchie de Snatch , también refleja en esta película claros guiños a lo más border del cine de Tarantino.

Nicanor Loreti, especialista en el mundo del terror, ensambla una comedia negra con toques de thriller y acción, con coloridos personajes secundarios como los matones de cotillón que terminan muertos en un baño y hasta un grupo de elite a cargo de Hugo “Kato” Quiril, el gran Ninja blanco de Lucha Fuerte . La pelea final entre el grupo comando y los primos es brutal, al igual que la escena de Hugo al grito de ¡mandangaaaaa!

La casa del boxeador apila situaciones desopilantes, caseros elementos de tortura (¡hielo, agua hirviendo y un embudo!) y diálogos muy bien llevados por los protagonistas, aunque a veces los recursos se repiten y la historia se torna predecible y demasiado bizarra. La música pesada no falta en el filme (recordemos que Loreti dirigió el documental La H y es afín al heavy metal), donde el sonido distorsionado calza justo en las escenas más fuertes.

La presencia del Maligno, ¿versión carnavalesca? deja una enseñanza y un mensaje en Hugo. Esperemos que otros actores, fuera del mundo clase b o gore, muestren su lado más zarpado como lo hizo Palomino en Diablo.