Diablo

Crítica de Amadeo Lukas - Revista Veintitrés

Una auténtica sorpresa rojo sangre y tarantiniana nacional, entrega este Diablo, realizada por el casi debutante Nicanor Loretti y celebrada en el Festival de Mar del Plata 2011. Procedente de la redacción de la emblemática publicación de cine fantástico y alternativo La Cosa, Loretti se decidió para su ópera prima de ficción por una pieza repleta de violencia gore y guiños vinculados al cine de Guy Ritchie, Robert Rodriguez, el mencionado e
idolatrado Quentin y hasta nombres más lejanos como los de Sam Peckimpah. Sin embargo, y he aquí lo mas destacable y disfrutable de la película, tiene muy poco de cine americano y si -y mucho-, de costumbrismos locales que le otorgan una fenomenal identidad, y que colaboran en un espíritu juguetón que llega a deparar momentos auténticamente desopilantes. Diablo es también el nombre de un antihéroe inesperado que presenta el film, el primo del ex campeón de boxeo que la protagoniza, un hombre acabado y abrumado que sólo desea recibir la visita de su ex novia, pero que se hundirá sin pausas en un cadalso de violencia y muerte. Siempre al borde del absurdo y el ridículo, y aún con algunos cabos sueltos inevitables, Diablo sale a flote de todas sus situaciones extremas con sagacidad narrativa y bizarro sentido del humor. Para ello se sostiene en una explosiva e imperdible caracterización de Juan
Palomino, brillantemente acompañado por Sergio Boris, dentro de un elenco consustanciado.