Curvas de la vida

Crítica de Jorge Carnevale - Revista Noticias

Al cumplir los 80, Clint Eastwood aseguró que abandonaba su carrera de actor para dedicarse solo a la dirección. Por lo visto, ha hecho una excepción en este caso, por tratarse de la opera prima de Robert Lorenz, uno de sus asistentes desde “Los Puentes de Madison”. Aquí se mete con comodidad en la piel de Gus, un veterano cazatalentos de béisbol que no se guía por criterios ortodoxos a la hora de descubrir jugadores de raza. Le basta con su olfato de viejo zorro en el campo de juego para detectar a los más aptos para calzarse la camiseta de los Atlanta Braves. Como el personaje está perdiendo la vista, necesitará de la ayuda de su hija Mickey para pescar a los mejores. A Eastwood el papel le viene servido y la película brilla y conmueve cuando entran a jugar las emociones. Entre los roles secundarios, se destaca John Goodman, siempre a punto como fiel amigo de Gus. Auspicioso comienzo para Lorenz. Cine del sentimiento y la nobleza.