Creed II: Defendiendo el legado

Crítica de Federico Ignacio Bazán - Cuatro Bastardos

Creed 2: Let’s get ready to rumble!
La pelea entre Creed y Drago regresa a los cines pero ahora de la mano de los hijos, y con un Rocky que sigue golpeando fuerte nuestra sensibilidad y deseos de triunfo.
Llegó el momento. Se prenden las luces, la gente enloquece. El ring iluminado espera la llegada de sus dos estrellas: Adonis Creed y Viktor Drago. Los hijos de Apollo e Ivan lanzarán sus golpes vitoreados por la multitud, ambos con sus respectivas motivaciones. Recordemos, como lo hará el film, que Ivan mató a Apollo, el padre de Adonis, en el ring. Ese pasado es un uppercut al mentón que te puede dejar noqueado. Algo tan clásico como esto necesita a Rocky Balboa, el cual está ahí como ayudante tanto para Creed como para la película, entregando como siempre momentos emocionantes.
Veníamos de la derrota de Adonis en la anterior película, pero se pasa de lado y ya comenzamos con una pelea por el título. Sigue teniendo esa postura de la cámara detrás del hombro atractivo para la dinámica de este deporte. El director Steven Caple Jr. ocupa el lugar que dejó un Ryan Coogler muy dedicado a Black Panther. Caple Jr. con su experiencia en películas independientes, logra mostrar pequeños momentos dramáticos bien íntimos que resaltan en este film entrañable.
La pelea estelar aparece bastante temprano, lo que ayuda mucho al ritmo de la trama. Algo bien pensado por los guionistas Juel Taylor y Sylvester Stallone algo esperable debido a que no se podía mantener el drama durante todo el film sobre Adonis “Creed” Johnson y su pareja Bianca, a la par de Rocky y su siempre afectuosa forma de ser, siguiendo su vida a pesar de los golpes que sufrió.
Los tres pilares del film son interpretados de manera correcta por Tessa Thompson (Bianca), Michael B. Jordan y el histórico Sylvester Stallone. Muestran los corazones de los personajes, que a la vez son los que mueven las pequeñas desventuras que cada uno sufre. Es imposible no encariñarse con la simpleza de Rocky. Como siempre, es difícil no sentir lo que él siente. A pesar de que a Adonis lo conviertan en alguien bastante insoportable en ciertos momentos, al final los giros y pequeñas acciones nos hace entenderlo mucho más. Además de la siempre correcta actuación de Jordan.
Sin embargo hay alguien que los motiva, que hace que el suelo del ring tiemble todo por su envergadura y por lo que genera emocionalmente en los personajes. Hablamos de Viktor Drago y su padre. Ellos son a lo que hay que vencer. Dolph Lundgren solo está puesto por su impronta, por lo que representa para el que vio todos los films de Rocky. Él, resentido por la derrota ante el boxeador italiano, vuelve para destruir a Adonis. Y no solo, trae a su hijo, Viktor, interpretado por Florian Munteanu y una magnitud de persona que impresiona. Ambos tienen una escena emocional, y los pequeños gestos de Viktor expresan más de lo que uno cree.
Ninguno de los personajes descoloca en la historia. Es todo bien prolijo, hasta la fotografía entregando lindas postales, más aun en la presentación de los boxeadores antes de ingresar al ring, y pequeños marcos sentimentales que enaltecen el momento vivido. Como también la música, algo vital en todas las películas de Rocky, que incrementa el volumen para aumentar la adrenalina que corre en nuestras venas.
En la primera teníamos la preparación de él ante una pelea. En este caso como ya estaba preparado, hay un hecho que genera que se vuelva a moldear su ser, mostrando un gran físico y otras capas emocionales del personaje, más allá de dejar a la vista músculos que muchos no sabíamos que existían.
No sabemos si es la música, lo bien filmado, las actuaciones, y el esfuerzo físico, pero el film te hace creer que estás ahí con Creed, peleando, sudando y emocionándote. Te mete de lleno en esa última pelea, que no está cerca a las míticas de Rocky porque ya la vimos. Ya hemos experimentado estas cosas, no hay mucha sorpresa. Pero hay pocos films que repiten la fórmula y salen bien paradas. Existen pocas obras cinematográficas que pueden soportar golpes tales como revividas desventuras, monólogos de Balboa similares, redenciones y caídas ya toleradas y que pueden levantarse antes de la cuenta de 10 segundos y seguir golpeándolos. Una de esas es cualquier película que involucre al mundo de Rocky.