Conocerás al hombre de tus sueños

Crítica de Rodrigo Chavero - El Espectador Avezado

El viejo Allen ya no es lo que era

Hay directores que, por características personales, uno los siente muy cercanos. Eso me sucede a mí con Woody Allen. Dentro de su visión del mundo, ese universo psicoanalítico cruzado en el que sus personajes juegan sus cartas, es de mis favoritos. Quienes siguen el mundo de Allen saben de que hablo: el entrecruzamiento de las parejas, las dudas y las relaciones atravesadas por los condicionantes sociales y de la edad están a la orden del día. Woody es un hábil guionista y tiene ideas claras de lo que quiere decir, lo cual no significa que eso le guste a la gente, sino que de antemano, sabemos que es un producto honesto. Sus films nunca son taquilleros (salvo excepciones) y él tiene el suficiente prestigio para poder seguir rodando sin preocuparse por el éxito de sus trabajos. Productores de varios países de Europa le han ofrecido que filme en sus tierras, así que este enfoque tan personal, llegó para quedarse (en Estados Unidos ya no estaban interesados en seguir produciendolo en esta etapa de su carrera), más allá de los números. Hace unas cuántas películas Woody filma en el Viejo Continente porque sus ideas ya no son aceptadas en la industria mainstream americana.
Está bien, convengamos que Woody Allen lleva 40 años haciendo cine de nivel. Y si bien no todos sus trabajos tienen la chispa de los primeros años, ha traído pequeñas obras maestras en los últimos tiempos ("Match Point", lejos). Quiero decir, sabemos que vamos a ver cuando vemos este tipo de cine. Una amiga decía "cine neurótico", y no estaba tan errada eh! Sus historias reflejan mucho de las vivencias personales de quién las escribe y de ahí que esta última parte de su filmografía está plagada de alusiones sobre la vejez. Articulada, claro, con sus tópicos comunes, la inseguridad, la indecisión, la inestabilidad, el desamor, la volatilidad de las emociones...

"You will meet a tall dark stranger" es un film, decididamente menor en la carrera de Woody Allen. Eso, hay que decirlo de antemano. Tiene un libro flojo, aburrido e inconsistente, hecho que creemos se produce por contar microhistorias chatas y frías donde no importa cuanto se interrelacionen los personajes, el interés sigue siendo cero. Allen creyó que con su humor negro y las parejas cruzadas iba a alcanzar otra vez a generar una película atrayente, pero se equivocó. De nada sirvió un cast lujoso para sacar a flote el film, "Encontrarás..." tiene un severo problema de guión y no logra despegar nunca.
La historia empieza cuando Helena (Gemma Jones) es abandonada por su esposo, Alfie (Anthony Hopkins). Luego de 40 años de casados, Alfie siente que se le va la vida y se niega a envejecer, iniciando una relación nueva con una joven mujer, Charmaine (Lucy Punch) en su afán de recuperar la juventud perdida. Sally (Naomi Watts), hija de ámbos, trabaja en una galería de arte donde admira secretamente, el glamour que emana de su jefe, Greg (Antonio Banderas). Su esposo, Roy (Josh Brolin), es escritor. Bah, tuvo una primer novela exitosa y trata de seguir ese camino, pero algo no funciona y el matrimonio de éste con Sally atraviesa graves problemas económicos. Desocupado, Roy conocerá a una vecina más joven con quien trabará amistad, Día (Freida Pinto de "Slumdog millionaire") y a quien le dedicará gran parte de su tiempo y atención. Y ya está. Todos, de alguna manera, son infelices. Como la mayoría de las historias corales de Allen, los personajes se cruzarán afectivamente y tratarán de buscar su felicidad de la manera en que puedan.
A propósito, y en caso de que no hayan visto los últimos trabajos de Woody, no sabemos porqué ubica un narrador en off que nos explica la cinta e intenta conducirnos o ambientarnos antes de cada secuencia. Desde ya, algo que a varios críticos nos parece un insulto a la inteligencia.
El problema es que el poco humor negro que caracteriza este tipo de enfoques, es más bien pobre y de trazo grueso (la alusión al Viagra que toma Hopkins, por ejemplo). El resto apenas nos genera una sonrisa leve y nada más. No hay intensidad, a esta gente le pasan cosas fuertes según los sucesos que el relato trae, pero las encaran (actúan) con una naturalidad pasmosa. Por ejemplo, Día, de familia india y fuertemente tradicionalista, cancela su casamiento y lo que debería ser una hecatombe, se resuelve en una corta y pintoresca escena de cuatro minutos. Nada de lo grave que les pasa a cada personaje se aborda con la intensidad dramática esperable.
Creo que ese es el problema. En trabajos anteriores, Allen siempre dejaba fluir su neurosis y sus personajes estaban más atravesados por la emoción. Aquí no ocurre. La atmósfera no ayuda. Ambientada en Londres, la ciudad aporta el clima gris, taxis negros y viviendas enormes de dos pisos. Nada más. Todo transcurre lento y sin emoción.
Es el trabajo más frío de Woody Allen en años.
No es de las películas que se dejan ver. Sólo si son fanáticos de su cine, vayan, pero ir advertidos de que no encontrarán al Allen que todos amamos, sino quizás, a un cineasta que está dando los últimos retazos de su genio...