Cold War

Crítica de Catalina Dlugi - El portal de Catalina

Es otra película envolvente, seductora, trágica, dura, realista y romántica. Una muy cruda mirada a los años de la guerra fría, del gobierno de Stalin, de su tierra Polonia luego de la guerra, convertida en un satélite de Moscú. De esa Polonia patio trasero de Hitler para sus campos de concentración y su barbarie. Pero también de cómo una actividad artística de investigación del folklore en sus expresiones más puras termina usado como propaganda en una gira por todos los territorios soviéticos. Y en ese clima, casi de eterno invierno, fotografiado con maestría y mostrado con todo el talento del director polaco Pawel Pawlikowski, (el mismo de “Ida”), inspirándose en los amores de sus propios padres, se desarrolla esta historia tormentosa entre un músico y una bailarina cantante que se atraen locamente pero pueden provocar infiernos de convivencia a pesar de un lazo que sobrevive a traiciones, amantes, esposos, la cárcel, los celos, la propia estupidez, la atracción y el rechazo. Nada es condescendiente en esta relación de amantes eternos y desgraciados, relación espinosa pero irrompible. Llenos de pasión y destino terribles. Mientras se desarrollan esa relación esta en tema del desarraigo, la no pertenencia, las zonas cómodas e incómodas. Pero también la música, ese folklore primitivo y único, el jazz en Paris, la banda sonora para la triste relación de fuerza volcánica y adioses. Las consecuencias y la mirada política y lúcida sobre una época que transcurre entre 1949 y 1964. Grandes actores, maravillosos protagonistas unos de los finales mas impactantes. El film permanece en la mente y el corazón de los espectadores.