Coco

Crítica de Pablo O. Scholz - Clarín

Historias de vidas pasadas
Lo sobrenatural está latente en este filme de Disney/Pixar. Pero se han cuidado de no asustar mucho a los niños.

Hacía tiempo que la dupla Disney/Pixar no ofrecía una película que implicara un tema profundo como la muerte. Up nos hizo llorar a moco tendido, pero Coco, en su onda de comedia musical, aborda también asuntos y contenidos bien de Disney -la familia; la solidaridad; el altruismo-. Y es una película, así, para chicos y grandes.

Arranca con una ruptura sentimental, la de los tatarabuelos de Miguel, el niño mexicano protagonista. Parece que el ancestro abandonó a su esposa y su hija para dedicarse a la música, de ahí que el clan familiar aborrezca las rancheras y se dedique de lleno a la industria del calzado. Hasta que Miguel advierte en él un germen de su antepasado. Quiere hacer música, que es el alma de su vida.

De almas y de vidas pasadas trata “Coco” -el nombre de una pariente de Miguel-. Hay un concurso en el pueblo el Día de los Muertos, para descubrir a un nuevo talento. Pero Miguel no tiene guitarra y opta por robar la del fallecido Ernesto de la Cruz, ídolo popular que se convierte en fantasma, y si no logra obtener la bendición de su familia que vive en el Más Allá, antes de que termine la jornada, quedará así. Fantasma.

Lo sobrenatural no está latente, sino que es más que el corazón en Coco. Pero se han cuidado de que el mundo de los muertos no sea lo suficientemente macabro como para atemorizar -de más- a los más pequeños. Que igual tendrán sus buenos sustos.

La potente paleta de colores que utilizan los animadores -presumiblemente tomada de los muralistas mexicanos- es muy válida en las manos de los realizadores Lee Unkrich (estuvo en la dirección de Toy Story 2 y 3 y Buscando a Nemo) y Adrián Molina. Hay cierta moraleja que por momentos parece más moralina, como una máxima o una lección de honor. Disney suele hacer bajadas de líneas más sutiles, pero aquí intentaron balancear lo lúgubre y siniestro con mensaje moral.

Lo cierto es que lo vívido de la animación hace que los muertos se animen -así como el agua en Buscando a Nemo y el pelaje de Sullivan en Monsters, Inc., los huesos pueden parecer reales.

Se podrá optar por la versión original subtitulada y la hablada en castellano (Gael García Bernal le prestó la voz a Héctor) y hay un número musical inspirado en Frida Kahlo.

En fin, que quien quiera ver más allá de lo superficial, se dará un banquete.