Coco

Crítica de María Paula Putrueli - Cuatro Bastardos

COCO: Un canto a la vida, una celebración de la muerte.
Disney y Pixar, vuelve a generar aquellas emociones entrelazadas de nostalgia y felicidad que nos regaló la maravillosa Toy Story 3. Ahora con COCO, la magia está de vuelta.

“Soy mexicano. En cierto sentido nadie ama la vida más que nosotros, porque somos muy conscientes de la muerte. La belleza de la vida convive de cerca junto al único lugar al que todos vamos a ir: todos en este planeta estamos en un tren cuyo destino final es la muerte. Así que durante el camino vamos a vivir: tendremos belleza y amor y libertad.
Guillermo del Toro

El realizador mexicano, ganador reciente del Globo de Oro por su película “La forma del agua” pronunció estas palabras en la conferencia de prensa posterior a alzarse con el galardón de mejor director. En dicha ceremonia COCO fue la ganadora en la categoría de mejor película animada.
Y aquí todo confluye, ya que con esas palabras, aún sin referirse a la película de animación, del Toro definió de manera fantástica lo que COCO representa: la belleza de la vida a través de la celebración de la muerte.
Los directores Lee Unkrich (Toy Story 3) y Adrián Molina (coordinador de sets en Monster University) crean un mundo fantástico, dos en realidad, aquel que sucede en el pueblo de Santa Cecilia en la ciudad de México, donde vive Miguel, el pequeño de 12 años, protagonista de esta historia y la Tierra de los muertos, un lugar fascinante, colorido y brillante, ambientado con la arquitectura típica mexicana y pensado y diseñado para lograr algo que solo Disney puede, que la muerte sea una fiesta en todos su esplendor.
Mucho de ello tiene que ver que México sea el mejor escenario posible donde desarrollar la historia, a través del emblemático día de muertos, donde la creencia indica que los espíritus de quienes ya no están, cruzan un umbral para visitar a sus familias a través de altares de fotografías que estos arman en lo que llama “la ofrenda”.
El argumento presenta a Miguel, un simpático niño apasionado por la música, cuyo único sueño en la vida es convertirse en un gran músico, como lo era su tatarabuelo el gran Ernesto de la Cruz, un hombre que dejó a su familia para dedicarse por completo a vivir de sus canciones y del amor del público, razón por la cual en la familia de Miguel todos detestan la música, el único sonido que se escucha es el de los martillos que fabrican zapatos en el negocio familiar que se ha mantenido por años.
Por diferentes razones que se irán develando a lo largo del recorrido, Miguel llegará a la Tierra de los Muertos en busca de su héroe y familiar de la Cruz, lo hará acompañado de su fiel amigo Dante, un perro de raza Xolo (típica de México) quien tiene la lengua todo el tiempo colgando de su boca, casi como si fuera un personaje más.
Una vez en la tierra donde todos son unos simpáticos esqueletos, algunos con mucha más vida que varios en la tierra de los vivos, Miguel se encontrará con su familia (aquellos que murieron tiempo atrás y no conoció) y con Héctor (voz de Gael García Bernal)un timador bonachón quien lo ayudará a conocer a su ídolo y a descubrir la verdad sobre el odio de su familia hacia algo que el tanto ama como es la música.
Coco logra hacernos olvidar que estamos ante una película animada, la calidad de la estética propuesta es impresionante, sublime, con un trabajo maravillo en cada detalle de la ropa de los personajes, de las características físicas, la construcción tanto de los vivos como de los muertos. Queda de manifiesto el excepcional trabajo de investigación que han hecho desde Pixar para emocionar desde lo visual con un estilo superlativo, detalles como los pétalos naranjas, llamados Cempasúchiles, de los que se considera que el aroma y el color guían a los espíritus para visitar a las familias que los recuerdan, el detalle del perro Xolo que casi no tiene pelos, la presencia de los alebrijes en al Tierra de los muertos, estas criaturas que combinan animales reales y fantásticos dotados de una piel y/o pelaje con colores vibrantes, los carteles de papel picado con el que inicia la película con una animación dentro de otra animación. Todo fluye hacia una fiesta de belleza de texturas, colores, escenarios y luces, la cual destaca a COCO por sobre las anteriores películas y nos lleva a esas sensaciones de encanto puro, que supimos vivir con la inolvidable Toy Story 3.
A través de melodías típicas de la época de oro mexicana y de canciones originales, el viaje que propone COCO es un disfrute de principio a final, con la música como excusa resalta los valores esenciales de la importancia de la familia, el respeto tanto hacia la vida (vivir nuestro momento) como hacia los muertos y el recuerdo de nuestros familiares y de las cosas que realmente importan, vivir un sueño y dejarlo todo por ello.
Mágica película donde la risa y el llanto se mezclan, como la vida y la muerte, en una explosión de colores.