Cemento: El documental

Crítica de Diego Batlle - Otros Cines

Una merecida recuperación de la rica historia del ámbito más importante de la cultura under de los años '80 y '90.

El 30 de diciembre de 2004 ocurrió la tragedia de República Cromañón y sus 194 muertes. Emir Omar Chabán pasó a ser poco menos que el Diablo en la Tierra, terminó en la cárcel y murió consumido por la enfermedad en 2014. El 30 de diciembre de 2004 también cerró Cemento, una creación de Chabán y su por entonces pareja Katja Alemann. Desde su apertura en 1985 y durante las siguientes dos décadas, ese inmenso ámbito ubicado en la calle Estados Unidos al 1200 fue el epicentro de la movida artística más importante de Buenos Aires, ámbito privilegiado del movimiento under, de la contracultura y de la consagración de miles de bandas de todos los géneros.

Este notable documental de Lisandro Carcavallo reconstruye esa ya mítica historia a partir de una minuciosa investigación, unos 70 testimonios que van desde la propia Alemann hasta Fernando Noy y Genniol, pasando por el Indio Solari, Mario Pergolini, Ricardo Mollo, Juan Di Natale, el Ruso Verea y Bobby Flores, entre muchos artistas y comunicadores; una veintena de fragmentos de shows y material de la época en gastados VHS y los primeros registros digitales.

No hay aspecto importante que deje de abordar este documental: desde los antecedentes (La Esquina del Sol o el Café Einstein del propio Chabán) hasta las excéntricas performances, desde la aparición de La Organización Negra hasta la explosión punk (Todos Tus Muertos, Attaque 77, 2 minutos), desde las bandas under de los “festivales” que duraban toda la noche hasta los conciertos de grupos ya más grandes como Sumo (luego Divididos y Las Pelotas) o Los Redondos, desde la relación con la FM Rock & Pop y el Suplemento Sí de Clarín hasta las batallas de las “tribus” (punks, darks, stones, skinheads, heavies), los días “nudistas” o los dos años de permanencia del espectáculo Clásico amoral, desde el propio Chabán negociando el precio con los pibes en la entrada o manteniendo acuerdos (siempre de palabra) con los managers hasta las razzias policiales o la precariedad de los baños inundados o la falta de ventilación.

Como bien dice la conductora Carla Ritrovato, “el que nunca estuvo ahí no lo va a entender”. Pero quienes -como quien esto escribe- pasaron buena parte de su adolescencia y juventud dentro de esas calurosas o heladas (dependiendo de la estación) paredes de cemento, Cemento fue algo así como una escuela de vida, un ámbito de pertenencia, un lugar de descubrimiento durante la primavera alfonsinista y de resistencia durante los oscuros años del menemismo. Todo eso queda reflejado en este documental básico en su estructura, pero conmovedor en su contenido. No por nada muchos músicos se terminan quebrando a cámara al recordar la importancia que Cemento tuvo en sus carreras y sus formaciones. En Estados Unidos al 1200 debería funcionar un centro cultural que recuerde la rica historia del lugar. En cambio, hoy hay un estacionamiento. La desidia y la falta de memoria de la sociedad argentina en toda su dimensión.