Causas y consecuencias

Crítica de Jonathan Santucho - Loco x el Cine

Ayer versus hoy.

¿Qué pasó con Robert Redford como director? Cuesta creer que el responsable de Quiz Show - El dilema haya caído tanto, aún después del daño de Leones por corderos y El conspirador, que bordearon por el coma de la intención soporífera. Lamentablemente, Causas y Consecuencias (The Company You Keep, 2013) tampoco escapa del martillo moral del realizador, aunque al menos presenta más signos de vida que sus previos esfuerzos.

En la adaptación de la novela de Neil Gordon, Redford interpreta a Jim Grant, un abogado viudo que vive con su hija en Nueva York. Su paz es interrumpida con el anuncio de la captura de una prófuga activista del grupo Weatherman acusada de asesinato, hecho que motiva la visita del periodista Ben Shepard (un correcto Shia LaBeouf). Cuando la investigación del joven escritor revela su verdadera identidad como ex miembro de la infame organización terrorista, Grant es forzado a huír de la ley para encontrar a sus vínculos del pasado, con la esperanza de limpiar su nombre.

Mediante esta excusa, el guión de Lem Dobbs (Vengar la sangre, La traición) viaja con su protagonista a lo largo de Estados Unidos, mientras que las reuniones con viejos compañeros de causa indican la única dirección a la que apunta la brújula ideológica del film. Lo que arranca como una buena contextualización de las acciones de los grupos insurgentes durante los años sesenta y setenta se vuelve un planteo orgulloso y unilateral por los resultados del idealismo, que ignora la trágica corrupción del sueño para dar un mensaje que básicamente se reduce a la añoranza de “en mis días, nosotros sabíamos como rebelarnos”. Sumemos frases potentes pero carentes de justificación real, como “El periodismo está muerto” (este film tiene más golpes a la prensa que una temporada entera de The Newsroom) y argumentos de que los chicos de hoy se olvidan de la acción social gracias a Facebook y demás, y tenemos al activista transformado en ese abuelo cascarrabias con el que nadie quiere hablar durante la cena familiar, sólo que con un toque más de peligrosidad.

También uno podría argumentar que la película está más preocupada por los conflictos internos de sus personajes, pero la verdad es que no tienen una verdadera profundidad: Grant es un sabio mártir, y Shepard es el típico novato insensato que, sí o sí, va a aprender una lección de vida antes del final de la historia. De nuevo, una dinámica cada vez más común en la filmografía de Redford. Si agregamos la inmensa cantidad de personajes atrapados en roles limitados por tiempo o propósito, tampoco queda mucho por ampliar, lo que termina afectando en las vueltas del extenso film.

Es que el elemento que simula esa profundidad, e incluso casi salva a la producción, es el calibre de su gran elenco, desde el rol principal del carismático Redford hasta los estelares secundarios, incluyendo a Julie Christie, Susan Sarandon, Stanley Tucci, Nick Nolte, Richard Jenkins y muchos más. Lástima que tengan que trabajar con un material tan poco recompensante.

A fin de cuentas, Causas y Consecuencias está lo suficientemente bien filmada y actuada como para ser pasadera, pero el vacío en su discurso es tan masivo que ni un equipo de primera puede vencer su negación de las huellas de la historia. Si tan solo Robert y compañía no hicieran oídos sordos.