Caño dorado

Crítica de Diego Batlle - Otros Cines

Ciudad sin Dios

En la línea del realismo sucio y estilizado de ese cine latinoamericano tan elogiado en el exterior (léase Amores perros o Ciudad de Dios), Pinto continúa ciertas búsquedas narrativas, estéticas y temáticas presentadas en Palermo Hollywood. El resultado es un film en el que los regodeos con los "chiches" visuales (Pinto es un reconocido creador de videoclips) le ganan por goleada a la profundidad y creatividad de su historia.

Entre vistosos planos-secuencia, cámara ultralenta, reencuadres, (des)enfoques, efectos de montaje y de sonido, propulsión de CGI, rebuscados encuadres, símbolismos religiosos y una omnipresente banda sonora con ritmos que van de la cumbia villera al indie-rock (Pity Alvarez, Karamelo Santo, Estelares, etc.) se narra la historia de un joven herrero (Lautaro Delgado) que vive con su madre (Tina Serrano) en una villa miseria y subsiste fabricando caños (escopetas) artesanales de un tiro. Entre punteros/mafiosos y policías, intenta sostener una historia de amor con una menor (Camila Cruz). Hay escenas de cierta intensidad y una indudable pericia técnica, pero el resultado final de esta película siempre previsible no es, por lo tanto, demasiado estimulante.