Candelaria

Crítica de Martín Chiavarino - Metacultura

Hambre y dignidad

Basada en una historia real narrada al realizador en su primer viaje a La Habana, la capital de la República de Cuba, Candelaria (2017) es una historia de supervivencia y dignidad tan cálida como brutal, relatada desde el corazón, pero también desde una mirada sensible y dolorosa.

El tercer largometraje del realizador colombiano Jhonny Hendrix Hinestroza transcurre en la capital de Cuba en el año 1994, durante la época conocida como periodo especial, años duros de escasez y privaciones producto de la agudización del bloqueo norteamericano sobre la isla caribeña para minar su soberanía y del colapso político de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), la caída en desgracia de todos los gobiernos satélites de la URSS en Europa y la disolución del Pacto de Varsovia. Esta combinación resultó fatal para la pequeña isla, que experimentó graves problemas económicos durante toda la década de los noventa, que en parte solventó con una parcial apertura al turismo internacional y la dolarización de este sector de la economía.

Candelaria (Verónica Lynn) es una actriz y cantante ya anciana, diagnosticada con cáncer, que trabaja en un bar como cantante por las noches y en un hotel para turistas en la lavandería durante el día, que vive junto a su marido, Víctor Hugo (Alden Knigth), otro anciano que vive de algunas changas. Entre los dos cuidan a unos pollitos recién nacidos como si fueran sus hijos con la esperanza de que crezcan sanos para poder comerlos, en una imagen alegórica muy fuerte sobre la realidad cubana de aquella época. Cuando Candelaria encuentra una cámara de video entre la ropa sucia de los turistas del hotel la lleva a su casa en lugar de devolverla y los ancianos revisten a la cámara de propiedades lúdicas, eróticas y hasta artísticas, creando una pequeña revolución en sus vidas, descubriendo también una nueva faceta de Cuba que emergía con la llegada del turismo internacional.

La película de Hendrix Hinestroza narra las dificultades de los cubanos para mantener su dignidad ante el acoso del hambre que corroía el cuerpo, las contradicciones de un sistema social que se tambaleaba, los alcances del mercado negro en la economía socialista, la prostitución, la compleja y paradójica iniciación de la industria turística, la melancolía y la resignación de las generaciones adultas y las esperanzas de los jóvenes ante la posibilidad de la huida hacía Estados Unidos, como distintas caras de un país que aún hoy genera loas y críticas de igual calibre por parte de sus defensores y sus detractores.

Con extraordinarias actuaciones de una dupla protagónica maravillosa y una gran dirección de Jhonny Hendrix Hinestroza, en una significativa historia coescrita por el realizador junto a María Camila Arias, Abel Arcos y Carlos Quintela, Candelaria logra crear un relato crudo pero también alegre que aborda muchas de las consecuencias de los profundos cambios sociales que acontecieron en Cuba durante el periodo especial y que aún se mantienen vigentes junto a las contradicciones que los mismos crearon a su alrededor sin prejuicios ideológicos de ninguna índole, enfocándose en la dignidad como carácter substancial de la condición humana.