Blade Runner 2049

Crítica de Leonardo M. D’Espósito - Revista Noticias

Es una pena no tener el espacio suficiente para proponer una nueva enfermedad que aqueja a cineastas de todo el mundo: el exceso de amor por cada imagen que filman. Eso, y no otra cosa, es lo que demuestra Dennis Villeneuve en esta hipertrofiada secuela al clásico de 1982. Un caso lo lleva a un misterio: el de quizás la revancha definitiva de los replicantes. Ese misterio lo incluye, así como al viejo Deckard y al nuevo mandamás tecnológico actuado con desinterés y solemnidad por Jared Leto. La primera hora y media es morosa, está llena de escenas que no juegan ningún rol narrativo pero que Villeneuve registra con el celo y la morosidad que un adolescente siente por la profesora de la que está enamorado. En realidad todo es así, y la historia deriva en contingencias solo para hablar de oh, la Vida; oh, la Humanidad; oh, el Poder. Otro ejemplo manierista del “mirá mamá, filmo sin manos”.