Blade Runner 2049

Crítica de Jorge Bernárdez - Subjetiva

Blade Runner 2049, de Denis Villeneuve
Por Jorge Barnárdez

En 1982 Blade Runner llegó a los cines y enseguida demostró que con su diseño visual y de producción se ponía a la vanguardia entre las grandes películas de esa época, aunque la crítica norteamericana la castigó bastante y la recaudación no fue gran cosa. Eso dicen los registros de la época pero todos sabemos que Blade Brunner fue mucho más que eso, que su influencia superó todos los datos fríos de estadísticas varias, porque sabemos que sus imágenes impactaron a todos, que su música sobrevivió en nuestro país y se independizó de la película para pasar a ser la música de las transmisiones de fútbol- y que a Harrison Ford le sirvió para afianzarse como un actor taquillero, como si no le alcanzara con Indiana Jones y Han Solo.

Años después del estreno de Blade Runner, su director Ridley Scott fue convocado para redefinir la imagen de uno de los lanzamientos de productos de Steve Jobs, usando el imaginario de 1984 de Orwell para armar un spot que pasó a la historia.

El asunto es que desde hace 35 años Blade Runner viene creciendo en la memoria y no solo en eso, porque Ridley Scot en cuanto pudo, se hizo de los derechos de su obra para lanzar distintas versiones y terminar editando un Director’s cut que solucionaba los problemas de relato que le endilgaban algunos críticos de aquella película de 1982. La original Blade Runner era un film neo noir, la versión del director cambiaba las cosas eliminando el relato en off y agregando minutos que a muchos los desconcertaron y a los más duros les hizo decir que los productores no siempre se equivocan en sus decisiones.

En más de tres décadas, además de las reversiones, hubo un par de cortos en los que se volvía al mundo de Blade Runner. No es un universo expandido a estilo de Star Wars, pero al menos contaban lo que ocurrió en el mundo de aquella película entre 2019 y el año 2049, que es cuando se retoma la historia la película de Villeneuve.

Lo primero que hay que decir de este nuevo relato es que logra que el espectador se asombre con muchas de las imágenes que se ven en pantalla y a la vez retoma de manera sensible la historia de Deckard, el Blade Runner que interpretaba Harrison Ford. Recordemos, la trama en aquella película explicaba que los Blade Runner eran cazadores de replicantes, es decir de los robots creados por una corporación que habían sido utilizados para colonizar zonas en la tierra y en el espacio, pero que se volvieron inútiles al recrear una especie de conciencia, un alma. En el camino de la cacería de estos rebeldes, Deckard se le aparecían cuestionamientos personales y se enamoraba de una hermosa replicante.

En Blade Runner 2049 el mundo ha tenido un colapso, lo que antes era pura luminosidad hoy es definitivamente un mundo oscuro, la corporación creadora de los replicantes quebró y la nueva monstruosa empresa continúa tratando de eliminar a los replicantes díscolos.

Gosling se luce como el nuevo Blade Runner y Robin Wright aporta lo suyo, por supuesto que la parte principal está reservada para Harrison Ford y su Deckard que debe volver al pasado, dar algunas explicaciones y enfrentarse a la idea de que acaso su romance con la replicante haya sido apenas una parte más de un plan general.

Las casi tres horas de película son apasionantes pero graves y solemnes como la original, con poco y nada de espacio para otra cosa que sea enterarnos en que derivó el final de la película original y respuestas que acaso no eran las que esperaba para el personaje de Gosling. La nueva Blade Runner le hace honor a la original y deja algunas pistas,pero no crean que será tan fácil. De todas maneras Scott ha demostrado con Alien que lo que le sobra son ideas para expandir sus historias.

BLADE RUNNER 2049
Blade Runner 2049, Estados Unidos/Reino Unido/Canadá, 2017.
Dirección: Denis Villeneuve. Intérpretes: Ryan Gosling, Harrison Ford, Ana de Armas, Sylvia Hoeks, Robin Wright, Jared Leto, Mackenzie Davis, Carla Juri, Lennie James, Dave Bautista, Hiam Abbass y Sean Young. Guión: Hampton Fancher y Michael Green. Fotografía: Roger Deakins. Música: Benjamin Wallfisch y Hans Zimmer. Edición: Joe Walker. Distribuidora: UIP (Sony). Duración: 163 minutos.