Birdman o (La inesperada virtud de la ignorancia)

Crítica de Jorge Luis Fernández - Revista Veintitrés

Ser o no ser

Después del fracaso artístico que supuso Biutiful, el chilango exitoso en Hollywood Alejandro G. Iñárritu quema todas las naves en Birdman, un trabajo que jaquea la corona de Amores perros como obra maestra del mexicano. Una de las candidatas fuertes a los premios Oscar que se entregarán el 22 de febrero (compite en nueve categorías, entre ellas mejor película, mejor protagónico, mejor guión y roles secundarios), Birdman presenta a Michael Keaton como Riggan Thomson, ex intérprete del superhéroe de Marvel en la pantalla grande (suerte de parodia, siendo este el único gran héroe de Marvel que aún no trascendió a 3D), y desde ahí todo se despliega en espejos. Para el gran público, Thomson está asociado a Birdman así como Keaton al Batman de Tim Burton, pero mientras no sabemos cómo Keaton se lleva con su relativo paso al costado desde los noventa, Thomson quiere desesperadamente ser tomado como un actor en serio. Y para eso decide producir, dirigir y protagonizar una adaptación de De qué hablamos cuando hablamos de amor, de Raymond Carver. La apuesta es para él seria, pero para el resto (incluyendo a los protagonistas), Iñárritu la muestra como es: grotesca.
El film es magistral desde un punto de vista técnico. Arranca con el protagonista en una extraña posición de loto, de espaldas a la cámara y (dato no menor) levitando, enganchado en un monólogo interior con su otro yo, es decir Birdman, y seguidamente Iñárritu persigue a Keaton en un extenso plano secuencia, desplazándose por un pasillo y cruzándose con asistentes, su manager y luego un ensayo de la obra en el escenario del teatro; desde allí, la trama fluye, va y viene generando un estilo de narrativa circular. Birdman deja una serie de interrogantes obvios (sobre el mundo del espectáculo) y no tan obvios (la búsqueda, la completud) con un notorio, perceptible aporte en el guión de Nicolás Giacobone y Armando Bo, nietos del legendario realizador argentino. Difícilmente pueda el porvenir dar una Birdman pochoclera. Y si la habrá, deberá lidiar con este antecedente.