Big Eyes

Crítica de Martina Putruele - ARG Noticias

¿Dónde está Tim Burton?

A finales de 1950 en San Francisco, el artista Walter Kane había alcanzado una inusitada fama por pintar unos cuadros de niños con ojos grandes, que –y quién sabe por qué- se convirtieron en un éxito rotundo. Estas enigmáticas pinturas a las que alguien osó llamar arte, sin embargo, habían sido realizadas por su esposa, Margaret Kane.

Big Eyes, el nuevo filme del genial Tim Burton, cuenta la verdadera y tumultuosa historia de una pareja que engañó a toda una generación, y explora la relación entre un hombre ambicioso (Christoph Waltz) y su mujer (Amy Adams), desacreditada por su trabajo y torturada por las mentiras.

Sí, con sólo la sinopsis no parece una película de Burton, y al verla también es difícil darse cuenta. Ésta es una historia distinta a las contadas por el cineasta previamente, un territorio inexplorado que por momentos atrapa, pero que no deja de ser una película más en el montón de los errores de los grandes directores.

Big Eyes pretende ser feminista, pero termina siendo un novelón insoportable. A pesar de esto, quizás sea el filme más realista de Burton, y visualmente es siempre cautivante, algo inevitable en la filmografía del auteur de Edward Scissorhands y Ed Wood.

También provee una mirada fascinante a los '50 en Estados Unidos, y la realidad sociopolítica de la mujer y del mundo del arte, y detrás de su incesante melodrama y visuales kitsch se esconden toques de comedia y humor desopilante.