Big Eyes

Crítica de Denise Pieniazek - Revista Ambar

Big Eyes: El secreto de esos ojos

El reciente estreno de Big Eyes (2014), el último proyecto de Tim Burton como director, ha puesto en foco nuevamente a la artista plástica Margaret Keane. Tim Burton tuvo gran influencia de la artista en su estética, lo cual puede verse principalmente en sus personajes de ojos grandes como Jack y Sally; en las figuras de El cadáver de la novia, Frankenweenie, Beetlejuice, Vincent y en los marcianos de Mars Attacks!. En palabras del propio director: “…su trabajo tuvo un gran impacto en mí, y cuando la conocí, ella me recordó a mi abuela, quien era muy callada y amorosa”. Margaret Keane interpretada por Amy Adams quien de forma sutil pero verosímil refleja su drama interior, encarnando con exactitud la personalidad de la pintora. La idea de trasladar a la pantalla cinematográfica la biografía de Margaret comenzó junto a los guionistas Scott Alexander y Larry Karaszewski, quienes ya habían trabajado con Burton en su primera biopic, acerca del director de cine de terror de clase B, llamada Ed Wood (1994). No es casual que las dos películas biográficas que Burton realizó sean de dos artistas que él admira mucho y que tuvieron gran influencia en sus obras. Al respecto el director contó en algunas entrevistas que “Cuando era niño veía pinturas de Keane constantemente…en la oficina de mi doctor había una big-eyed girl con un perrito, en la oficina de mi dentista habían series de niños con gatos. Cuando iba al mercado, habían postales con las bailarinas, los niños abandonados y los vaqueros de Keane, y así sucesivamente. Yo estaba fascinado por sus enormes y tristes ojos al estilo del Big Brother. Yo amé que esos extraños niños siempre parecían estar mirándome. Era como estar en un sueño bizarro y cautivante”.

Cuando Burton estaba filmando Mars Attacks! (1996) conoció en persona a Margaret y se hizo coleccionista de su obra (incluso tiene retratos de sus parejas e hijos), antes de eso él no sabía que ella era la verdadera artista detrás de los big-eyed children. Justamente fue eso lo que hizo tan interesante la historia de vida de Margaret Keane para que sea llevada al celuloide, proyecto que llevó varios años de planificación. Walter Keane, segundo esposo de Margaret D.H.Keane, fue un célebre artista hacia fines de los ´50 y principios de los ´70. Se hizo famoso por vender masivamente las pinturas y posters de los big-eyed children, los cuales en realidad eran pintados por su esposa Margaret, él se había robado y atribuido el mérito. Este posiblemente sea uno de los fraudes más grandes de la historia del arte, ella al comienzo no sabía que él se proclamaba como el autor de sus pinturas, cuando se enteró sopresivamente ya estaba inmersa en una gran mentira. Paralelamente al éxito de las pinturas Keane estaba en auge el Pop-art, uno de sus representantes Andy Warhol dijo respecto de las obras de Keane: “Yo creo que lo que Keane ha hecho es tremendo, tiene que ser bueno. Si fuese malo, no le gustaría a tanta gente.” “En muchas formas, los americanos son como niños, es decir, no hemos crecido mucho. Pero lo que a mí más me gusta de las obras de Keane es que son producidas masivamente como una fábrica. Yo creo que él va a terminar siendo algo parecido a Disney.” Walter (Christoph Waltz) no poseía ningún talento para la pintura, a pesar que con su encanto y grandilocuencia decía estar a la altura de artistas como El greco, Da Vinci, Rembrandt y Renoir. Sin embargo, para lo que si tenía talento Walter era para la comercialización masiva del arte. En cambio, su esposa Margaret tenía un expresivo talento e impronta propia-incluso cuando cambió el estilo de los big-eyed children tras sentirse agobiada por los mismos y la mentira que detrás de ellos se escondía por un estilo influenciado por Amadeo Modigliani- pero a diferencia de Walter era muy tímida. Fue fácil para él entonces silenciar a Margaret, quien solía ser una mujer muy fuerte capaz de abandonar a su primer esposo y llevarse a su hija en los años 50, lo cual mostraba mucha determinación, pero que tras el maltrato y las presiones psicológicas de Walter y su ambición se fue volviendo sumisa y perdió su voz, tal como se narra en el film. Sus big-eyed children comenzaron a ser cada vez más tristes, ya que reflejaban su angustia personal y lo atrapada que ella se sentía en esa mentira. Si bien después de los ´70 las pinturas de los big-eyed children fueron perdiendo su auge y debido a ello Walter Keane su fama, es posible que con Big Eyes vuelvan a escena y esta vez su verdadera creadora Margaret sea el centro de la escena. Burton dijo al respecto “cuando las pinturas salieron a la luz fueron burladas por no ser arte serio, y fueron criticadas porque eran enormemente populares. Pero una vez que uno sabe la historia detrás de ellas, ellas parecen muy oscuras y emocionales.” Mientras los críticos de arte (como John Canaday) y la institución arte las desprestigiaban y consideraban Kitsch, la gente las adoraba. Ese es otro de los temas interesantes que se esbozan en la película: el funcionamiento del mercado artístico. En el campo artístico el arte que se comercializa y cotiza es aquel que está legitimado por la institución arte.

La película si bien no está plagada de los estilemas del director- tal vez por ser una biopic y querer diferenciarse de los típicos filmes burtonianos- posee unos cuantos como su inicio con el “sistema de créditos” sobreimpresos sobre una máquina de producción masiva en movimiento al ritmo de la inquietante música (al igual que en Charlie y la fábrica de chocolate y en Sweeney Todd, el barbero demoniaco de la calle Fleet). Siempre entrando a imagen con un círculo o agujero en este caso el plano detalle de un ojo (que resulta ser de uno de los big-eyed children de Keane reproducido en un poster) y finalizando con la problemática del film el signo del copyright sobre el mismo. Al igual que en El joven manos de tijera la narración de inicia con un plano general de un típico barrio norteamericano, en este caso en 1958. Como en casi todas las películas de Tim hay una voz en off que narra los hechos, en este caso es una voz over, ya que luego se actualiza y proviene de uno de los personajes. Otro rasgo típico que puede reconocerse en este largometraje es parte de su estética observable en la escena que transcurre en el supermercado al cual va el personaje de Margaret. Éste está recubierto de productos masivos como las cajas de Brillo y las latas de sopas Campbell (iconos del Pop-art, el cual criticaba en parte el sistema de consumo capitalista) y los colores muy saturados. Esa invasión de productos y miradas que envuelven a Margaret, son resultado de su malestar emocional por tener que pintar continuamente bajo penunmbras . Por lo cual, a través de una cámara subjetiva los ojos grandes comienzan a atormentarla y se evidencian -como Tim sabe hacerlo- a través del maquillaje exagerado al estilo de los ´60. Ella al ver tantas reproducciones de sus obras siente que las mismas van perdiendo su aura, así como ella su integridad. Este aspecto de la reproducción masiva puede vincularse al ensayo de Walter Benjamin “La obra de arte en la época de la reproductibilidad técnica” (1936). Algo similar le sucede a Margaret en la escena que se mira al espejo mientras está pintando, y se ve a sí misma deformada con unos grandes ojos. El hermoso y atinado vestuario de época estuvo diseñado por Colleen Atwood, quién ha formado parte del equipo técnico del director en varias ocasiones. Walter siempre es caracterizado como el cliché del artista, incluso en una de las escenas Walter lleva una remera rayada similar a las que solía usar Picasso. Al igual que Atwood, Danny Elfman a cargo de la banda sonora, también trabajó con Burton reiteradas veces siendo un creador fundamental en sus obras. Las dos canciones más importantes del film son cantadas por la reconocida Lana del Rey: “Big Eyes” (canción que realza el momento en que Margaret se realiza un autorretrato marcado por un nuevo estilo y las cuales comienza a firmar como MDH Keane) y “I can fly”. Es posible que el director haya querido correrse del protagonismo visual para otorgar la totalidad del mismo a Margaret, para así reivindicarla y ponerla por primera vez en la historia del arte como centro de atención. Así que para aquellos que esperaban el típico largometraje de Burton este no es uno de ellos.

Margaret Keane sin dudas fue una mujer revolucionaria para su época, no olvidemos que a lo largo de la historia del arte- al igual que en el resto de los campos sociales- la mujer ha sido relegada de ciertas tareas. En los siglos pasados a las mujeres no se les permitía pintar, sólo tenían la posibilidad de hacerlo aquellas que eran hijas de artistas o maestros de arte. Cuando se les permitió ingresar en academias de arte, éstas a diferencia de los hombres sólo podían retratar modelos vivos que fuesen niños (en vez de hombres) y ningún tipo de figura humana desnuda. En los ´80 el colectivo de artistas “Guerilla Girls” exponía las diferencias de salario y espacio de los artistas hombres en contraposición a las artistas mujeres. Si creemos que esto ya es pasado, pensemos cuantas retrospectivas recopilan artistas sólo por su género aún en la actualidad. El film claramente teñido por una perspectiva a favor de la emancipación femenina y cuyo punto de vista sin dudas apoya la historia de Margaret, evidencia cómo ella temía que al saberse que una mujer era la autora de las obras, las mismas perdieran valor y dejasen de ser compradas. Si bien este tono está presente en todo el relato, la biografía cinematográfica de Margaret Keane es bastante fiel a la documentación. Margaret quien desde pequeña pintaba grandes ojos a los márgenes de sus cuadernos continúa pintando hoy a sus 87 años de edad, mientras que Walter después de su separación jamás volvió a hacerlo.
Posiblemente uno de los aportes más grandes de la obra de Margaret es que los niños que pintaba eran de todas las culturas, no excluía a las “minorías” sociales. En 1965, Margaret decide abandonar a Walter y se muda a Hawaii, allí sus pinturas vuelven a ser alegres, coloridas y poseen algo del estilo de Henri Rousseau. Algunos años despúes de dejarlo y seguir pintando para él a distancia, Margaret decide llevarlo a juicio y reclamar la autoria de las obras. Margaret ganó el juicio tras desafiar a Walter a pintar frente al jurado, ella logro hacer uno de los típicos big-eyed children, mientras que el lienzo de él quedó en blanco tras alegar un dolor en el hombro. Margaret en otra oportunidad ya lo había retado a Walter a pintar en público, pero él nunca se presentó (el reto se denominó “paint-off” y se llevó a cabo en Union Square el 20 de Noviembre de 1970). En palabras de la artista Walter no sabía pintar, en medio del fraude ella intentó enseñarle a pintar pero él nunca logró aprender. El estilo de M.D.H Keane tuvo gran influencia en artistas como Mark Ryden, Yoshitomo Nara y Ozz Franca, entre otros. En cuanto a Argentina, aquí tenemos nuestra propia Margaret, la artista Nelly Álvarez fallecida en el 2010. Álvarez era contemporánea a Keane y lo curioso es que su estilo se asemeja bastante, pintaba niños humildes con rasgos autóctonos y tristes ojos grandes.
Datos curiosos:
-Margaret Keane aparece en un cameo en Big Eyes sentada detrás de Amy Adams quien se encuentra pintando con un caballete.
-Dos pinturas de Keane aparecen en el film Whatever Happend to Baby Jane? (1962). Las obras de Keane son parodiadas y aduladas por un grupo de snobs del futuro en Sleeper (1973) escrita y dirigida por Woody Allen.
-Tim Burton no es el único coleccionista famoso de las obras de Keane, en su época dorada celebridades como Natalie Wood, Joan Crawford, Jerry Lewis, Kim Novak y Zsa Zsa Gabor también las coleccionaron.
– Otra mujer cuyo invento fue robado por un hombre fue Margaret Knight, quien había inventado una máquina de bolsas de papel de fondo plano (el tipo que todavía se utiliza en las tiendas de comestibles). Un hombre llamado Charles Annan robó su idea y patentó la máquina. Ella lo llevó a juicio y sorpresivamente, al igual que Margaret Keane, ella ganó el pleito y le fue otorgada la patente en 1871.