Bienvenido a Alemania

Crítica de Jessica Johanna - El Espectador Avezado

La película escrita y dirigida por Simon Verhoeven parte de una premisa interesante: el retrato de una familia tipo alemana a través de la decisión de hospedar a un refugiado de Nigeria. Dos temáticas a simple vista distintas que se complementan para un relato más bien ligero, que apuesta al humor antes que al drama más allá de tener ciertos elementos
Un matrimonio integrado por una maestra jubilada y un cirujano que se niega a jubilarse, con dos hijos que han hecho o intentado hacer sus vidas de adultos: un abogado divorciado y con un hijo, con un importante trabajo en una empresa que lo podría llevar a vivir a Shanghai, y una eterna estudiante que deambula entre carreras mientras espera que aparezca el hombre de su vida.
Si bien esta familia claramente disfuncional (¿qué familia no lo es?) ya tiene sus roces y no se encuentran los cuatro juntos demasiado seguido, va a ser algo ajeno lo que les terminará de movilizar todo: la decisión de Angelika de, cansada de no poder ayudar más que donando la ropa que ya no utiliza, hospedar a un refugiado.
La decisión es prácticamente de ella sola porque no encuentra mucho apoyo en su familia, especialmente en su marido, preocupado más por sus arrugas y por la idea de que un pasante de a poco le vaya quitando su lugar en el trabajo. El refugiado será Diallo, un muchacho joven con una historia difícil pero que está dispuesto a trabajar y poder quedarse en Alemania.
En el medio, diferentes tipos de crisis.
Sofia pasó por muchas carreras y no está segura de si psicología será por fin la última, mientras se define como una pesadilla para los estudiantes de género porque es la eterna romántica que espera a su príncipe azul.
Philipp está a cargo de su hijo pero cada vez le presta menos atención enfocado en su prometedor futuro laboral. La pareja entre Angelika y Richard perdió todo brillo y solidez, enfrascada en la rutina que el paso del tiempo no supo llevar adelante.
En el medio, Diallo terminará funcionando como una especie de nexo entre los miembros de esa familia. Al principio todo será algo caótico pero de a poco las cosas comienzan a ir poniéndose en su lugar al mismo tiempo que quedan reflejadas las diferentes sociedades. Diallo proviene de un lugar muy distinto, incluso con otra ideología, con pensamientos que atrasan y se contraponen con esta Alemania moderna en la que ellos dicen vivir.
Moderna pero que le cuesta mucho aceptar al que viene de afuera, escaparle a los prejuicios y poder permitir la integración. Así, Verhoeven va desarrollando temáticas actuales socio políticas pero con un tono ameno. No obstante, lo que podría haber resultado una entretenida y rica comedia se termina sintiendo más liviana que lo esperado y al mismo tiempo menos graciosa de lo que pretende ser.
El tono buscado no termina de funcionarle y las diferentes líneas argumentales de cada uno de los personajes se tornan demasiado previsibles y blandas. Bienvenido sea el optimismo por el que se opta contar esta historia, que por otra mano podría haber sido un dramón. Lamentablemente el film se queda a medio camino y no ofrece más que una entretenida pero olvidable película